Valor social, distintivo del empresariado regio

Más allá de las cifras financieras, las compañías regiomontanas construyen valor que transforma a su comunidad

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Frente a un entorno en que la competitividad suele medirse por los resultados financieros, la idea de que ser negocio no es lo mismo que ser empresa cobra mayor importancia.

La diferencia, señala Gabriel González, presidente de la Red SumaRSE, radica en la profundidad de la visión: mientras un negocio busca la rentabilidad inmediata, una empresa se construye desde una mirada de largo plazo. “Generas -dice- más allá del valor económico, el valor social, un valor en la comunidad, cuidando el qué y el cómo”.

En esta perspectiva, las organizaciones empresariales de Nuevo León, han profundizado su participación, construyendo la base de un ecosistema que apuesta por el bienestar con sentido de colaboración y entendiendo que los esfuerzos individuales de cada empresa contribuyen a una mejor comunidad para todos.

La Red SumaRSE, que vio la luz de forma oficial en 2011, ha aglutinado el interés que como gremio, las empresas (en su mayoría grandes) tienen por generar valor y ser sostenibles. Desde julio pasado, Gabriel González, también gerente de sostenibilidad de Femsa, funge como el presidente de la organización.

Reconoce que, en este camino de la responsabilidad social, el empresariado regio, tiene largo historial del valor social que se debe generar. 

“Tenemos historias de las grandes empresas de la región de décadas atrás donde daban casas, servicios médicos, etcétera”, comenta, en alusión al reconocido empresario don Eugenio Garza Sada, quien sentó las bases en materia de bienestar social para sus colaboradores.

Hoy, compañías como FEMSA, Arca Continental, AlEn, Frisa, Cemex, y varias más, impulsan que sus buenas prácticas de responsabilidad social se compartan entre el empresariado regiomontano en aras de generar mejores condiciones, ya que, lejos de verse como una competencia, promueven la colaboración.

“Competimos en el negocio, no en la generación de valor social y ahí sumamos fuerzas”, afirma González.

Este expertise favorece no sólo a las grandes, sino a las Pequeñas y medianas empresas, quienes con menores posibilidades operativas o económicas, pueden a partir de las experiencias de las grandes, aplicar las acciones que vayan acorde a su operación y así lo apunta Gabriel González. “Como empresas grandes tenemos que ayudar, que con lo que ya nos tropezamos, que ellas no se  tropiecen y que lo que nosotros ya entendemos, compartirlo para que compartan la visión”, comenta en entrevista.

Más allá de buenas intenciones
La  responsabilidad social y la sostenibilidad, de acuerdo con expertos, tiene su origen en la filantropía, que ayuda a solucionar dificultades inmediatas. Es a través de éstas que una acción puede generar un impacto más amplio y duradero.

Con bases sólidas que constituyan una estrategia integral y de aplicación general en las operaciones, es decir, que estén presentes en todos y cada uno de los procesos, los empresarios regiomontanos buscan sostener la rentabilidad de sus negocios en equilibrio con la naturaleza y con sus vecinos.

“La forma en que tú estableces tus acciones de responsabilidad social o de sostenibilidad están basadas en tu materialidad, están basados en lo que es relevante para ti como empresa y para la comunidad”, explica Gabriel González.

En ese sentido, Evodio Sánchez Rodríguez, director de responsabilidad social en el Cemefi, explica la necesidad de entender qué problemas puede causar la operación de una empresa, medir los riesgos y contar con una estrategia clara para atenderlos.

Y asumir los impactos, aclaran especialistas, no implica necesariamente un gasto económico, pero sí exige atender  las necesidades de las comunidades donde operan, construyendo una estrategia de sostenibilidad.

Ganar siendo responsable

Si se habla de estrategia, la responsabilidad social tiene la posibilidad de generar beneficios para las organizaciones alineadas a esta tendencia, que les permita además de estar en orden regulatorio, mejorar su imagen corporativa y obtener acceso a otros mercados.

En lo interno, la implementación de acciones de responsabilidad social o sostenibilidad con mejores eficiencias de recursos, recae también en un beneficio económico, sin pasar por alto la mejora del clima laboral.

En este último aspecto, Jorge Guerrero, senior director de Michael Page Monterrey advierte que la responsabilidad resuena en materia de retención de talento.

“Veo mucho que la Generación Z y los millennials valoran esto como un elemento clave para la retención del talento, porque las nuevas generaciones traen muchas ideas no solamente monetarias, sino de un propósito y un impacto social y personal”, afirma.

En su opinión, cuando las empresas se involucran profundamente en apoyar a su comunidad y región desde una visión de responsabilidad social auténtica, el resultado es positivo y tangible.

“No digo que a las generaciones mayores no nos importe, claro que sí, pero estas nuevas generaciones vienen con una mentalidad muy fuerte de aportar más allá de lo monetario. Quieren dejar huella. Por eso, la responsabilidad social es un activo valioso para las empresas que desean atraer y retener talento”, afirma.

En tanto, Jorge Morán Betanzos, gerente de Desarrollo de negocios de Manpower Group, coincide en el interés de los jóvenes por la responsabilidad social y advierte que en compañías estas acciones no son sólo de nombre o membrete, sino que deben tener impacto real en la sociedad.

“Lo vemos en la participación de principalmente los jóvenes, donde están ellos sumándose a los voluntariados que hay en las diversas empresas”, afirmó.

Hasta mayo pasado, cuando el Cemefi entregó el Distintivo ESR lo hizo a 110 empresas grandes de Nuevo León y recientemente a 103 Pymes, que si bien son evaluadas acorde a su naturaleza, son un segmento que reporta crecimiento en compromisos y acciones de responsabilidad social.