TPS Armoring: un escudo regio forjado hace ya tres décadas

Los turbulentos años noventa detonaron el nacimiento de una empresa concebida para proteger la vida de quienes confían en ella

Por
Escrito en NEGOCIOS el

TPS Armoring se ha consolidado como una de las empresas mexicanas de blindaje más respetadas y longevas del país. Su origen se remonta a un contexto turbulento: los años 90, marcados por los magnicidios de los políticos priístas Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, que modificaron para siempre la visión empresarial sobre la seguridad en México.

Enrique Herrera, hoy presidente y fundador de TPS Armoring, recuerda que la empresa surgió en medio de ese entorno de incertidumbre.

“Personajes como Alfonso Romo, de Grupo Pulsar, y Lorenzo Zambrano (expresidente de Cemex), ambos mis mentores, me empezaron a pedir autos de seguridad. Yo me dedicaba a venderles coches de lujo, no de seguridad, pero así empezó TPS”, refiere.

El origen fue tan orgánico como inevitable: el mercado exigía protección y no confiaba en las opciones de aquel entonces. Los primeros vehículos blindados que Herrera comercializó eran fabricados en Estados Unidos, pero aquel estándar no correspondía a la exigencia del empresariado mexicano. 

“Nos fuimos a Estados Unidos y estuvimos trabajando con una empresa un par de años. Cuando comenzamos a exigir mayor calidad y mejores acabados, aquella compañía no quiso cambiar su metodología, pero aquí en México, el empresariado es muy exigente en esos aspectos”, refiere.

Así nacieron los criterios que hoy distinguen a TPS Armoring.

México brinda actualmente espacio a decenas de empresas blindadoras, pero no son muchas las que sobreviven por un plazo largo. “En el país desaparecen 70 u 80 firmas de este sector cada año”, afirma Herrera. La barrera de entrada, dice, es fácil de romper, pero lo complicado es mantenerse competitivo en calidad.

DECIDIENDO DESTINOS
En entrevista con Distrito ABC, Enrique Herrera afirma que su empresa está cimentada en tres pilares, que son: seguridad, calidad y la idea -que se ha vuelto mantra interno- de que “fallar no es opción”, TPS ha sido protagonista en episodios de alto riesgo donde sus unidades marcaron, asegura, la diferencia entre la vida y la muerte de sus clientes.

Herrera recuerda el atentado contra la entonces secretaria de Seguridad Pública de Michoacán, Minerva Bautista, en 2010, cuando su “Jeep Cherokee blindada por TPS recibió 905 impactos. Gracias al blindaje Minerva Bautista, su chofer y su jefe de seguridad salieron prácticamente ilesos de la agresión”. 

Otro caso, también en 2010, fue el  ataque al general Hermelindo Lara, en el municipio de Escobedo, cuya unidad resistió 550 impactos perpetrados por sicarios que se transportaban en cuatro camionetas. Aquella refriega se prolongó, según medios, por más de 40 minutos.

“Casos como esos, de alto impacto, tenemos más de 350”, resume Herrera.

El blindaje no acaba en el taller
A partir de estas experiencias nació el Programa de Continuidad Operativa Vehicular (PCOV), desarrollado por Bernardo Rodríguez, socio  director de las empresa en esta área, que engloba tres servicios que requiere un automóvil blindado para no estar fuera de servicio: el preventivo, el correctivo y el siniestro.

El sistema, explica Rodríguez, funciona mediante una póliza única en México, que garantiza, dice, continuidad total.

“Con esa póliza nosotros nos hacemos responsables del mantenimiento y correctivo, así como de actuar en caso de  siniestro, garantizando que el vehículo no va a estar parado más de 48 horas. Si no lo reparamos y lo entregamos en menos de ese tiempo, TPS entrega al cliente un vehículo sustituto”, asegura.

Al tratarse de unidades y componentes especiales, así como especificaciones únicas, las aseguradoras tradicionales no pueden atenderlas con rapidez, lo que vuelve lento y costoso cualquier proceso de reparación, afirma el directivo.

“Es una póliza de servicio, con la cual, de hecho, puedes eliminar el seguro. Es como si ya estuvieras pagando el seguro, y aquí también está incluida la reparación del vehículo en caso de un siniestro, además de la responsabilidad civil”, menciona.

Rodríguez agrega que  la reparación del vehículo se lleva a cabo en sus propios talleres por tratarse de unidades especiales, con fabricación y requerimientos específicos, que muchas aseguradoras “no saben atenderlos correctamente”. Lo mismo, dice, ocurre con los mantenimientos preventivos y correctivos.

El área de servicio de la empresa, amplía, tiene entre 80 y 110 colaboradores, dependiendo del daño o la complejidad del caso. El programa, dice, facilita las cosas porque, al ser una flotilla y el mismo tipo de vehículo, es más sencillo tener las refacciones en stock. 

TPS no sólo participa en el mercado nacional, sino que también exporta el 10% de sus unidades a países como Sudáfrica, Haití, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Corea y países de Centroamérica, explica Enrique Herrera. 

“También les mandamos vehículos tácticos al presidente Nayib Bukele, de El Salvador”, asegura.