Con la sequía hasta el cuello
A la reciente declaratoria de emergencia por la sequía extrema que nos atormenta en Nuevo León desde hace tiempo, le podemos dar dos lecturas: una buena y una mala…
La mala es que ahora sí, oficialmente, estamos en una situación grave, de crisis que no sabemos cómo y cuándo va a terminar… la buena es que ante esta declaratoria las acciones tienen que llegar de forma rápida y contundente…
Porque sí, tienen que ser contundentes, no hay margen de error, no podemos perder más tiempo y en conjunto, todos, poner freno a la situación y ver la manera de meterle reversa o que al menos ya no avance…
La posibilidad de lluvias fuertes que nos traigan un alivio se ve muy, muy lejana, así que mientras las autoridades se ponen a trabajar y a ejercer los recursos, los ciudadanos tenemos tiempo suficiente para reflexionar en lo que está pasando y por qué llegamos hasta este punto… ¿acaso conscientemente ignoramos el problema y somos factor determinante del mismo… acaso lo provocamos junto con autoridades omisas a las que también les importó poco y no previeron medidas?
Tal vez Usted y yo diferimos en las respuestas, pero la realidad es una y es muy cruel y dolorosa, porque ahora sí andamos todos “tronándonos los dedos” en medio de esta crisis…
El agua es todo un tema que sólo parece tomar relevancia en tiempos de sequía, pero aunque ésta no se presente siempre han existido otras dificultades como la falta de acceso al vital líquido, y no me va a dejar mentir, pero es que no todos tenemos en ese sentido las mismas oportunidades…
Súmele la contaminación del agua, el desperdicio diario del que todos somos responsables y que hasta raya en lo ridículo llegando al punto de que ni las fugas de agua potable en tiempos de sequía son atendidas a tiempo…
Y qué me dice de la sobrexplotación desmedida de los mantos acuíferos… eso provoca que las fuentes de agua potable se nos vayan agotando día con día…
Lo invito a que lo piense bien… un tinaco no es la solución… podrá instalar uno o 20 en su vivienda, pero si seguimos desperdiciando igual el vital líquido estaremos condenados a seguir con la sequía hasta el cuello.