Regiándola
Alguna vez abordamos aquí el tema Tigres y hubo quienes gritaron: “¡pues también dale a Rayados!”.
No se trata de darle, tupirle o criticar nomás por tratarse del rival, pero sí es justo también dirigir la atención a la Raya cuando las cosas andan cuestionables.
También nos dijeron: “ese nuevo DT llegó muy sonriente y ha dado menos resultados que el anterior”.
Cierto. Bastantes kilos de razón hay en eso.
Martín Demichelis dio su primera rueda de prensa con un semblante muy agradable que nos hizo recordar a la famosa y siempre sonriente Lucerito.
Sin embargo, las cosas no le han salido tan positivas y hasta ahora sólo ha conseguido nueve de 21 puntos posibles.
No se necesita ser un perito en soccer o un filósofo del futbol como Jorge Valdano para saber que la situación no está de perlas en el equipo.
El asunto es que esa sonrisa que nos regaló el DT en un principio parece que poco a poco se va borrando.
Una, porque las cosas no se le dan en la cancha.
Y otra, la más filosa, porque le acaban de detonar una bomba en su país natal: su divorcio con la cantante, bailarina y modelo
Evangelina Anderson, con quien ha procreado tres hijos.
Según esto, el argentino andaba de volado con una azafata, diiicen allá en un programa de TV llamado LAM, diiicen.
Ni qué meternos más a detalle con ese asunto meramente personal, pero la bronca es que, cierto o no, es un escándalo que lo ocupa y lo distrae de la chamba.
(Además ya ven cómo son los argentinos, que de todo hacen un tango).
La realidad es que “El Micho” no está pudiendo con el paquete y hasta se le complican los equipos chicos.
Algo anda mal cuando un equipo invierte mucho en jugadores y pierde ante otro que invierte poco en jugadores. (Ejemplo drástico: el partido ante San Luis).
Es una pena que los últimos tres partidos contra equipos de perfil bajo han sido una sufridera para la afición.
No por nada muchos piden que el nombre del estadio cambie de Gigante de Acero a Gine…gante de Acero, porque ya es como vivir un parto en cada partido.
Esta directiva ya debe reconsiderar eso de buscar DTs sonrientes, bien peinados y de barba cuidadosamente recortada.
Con un estadio de primer nivel, un centro de entrenamiento único en el continente y una inversión al triple en jugadores que el 80% de los clubes de México, el equipo ya no está para experimentar con técnicos que tienen en su currículum más sonrisas que campeonatos.