Según la AICPA, en Estados Unidos se requieren más de 340,000 contadores en estos momentos. La escasez es alarmante y el problema tiende a empeorar, pues más del 75% de los contadores certificados estadounidenses se encuentra ya en edad de retiro.
¿Te imaginas que ocurriría en la economía del país, en la recaudación de impuestos si tres de cada cuatro profesionales decidiera simplemente decir: “I’m done!”.
Pienso este debería ser un tema de interés y prioridad nacional para los vecinos del norte, pero también para México. El proceso de certificación no es sencillo, y la carrera contable no parece ser muy sexy para los jóvenes que aún desean estudiar una carrera profesional, por lo que de cada tres contadores que se jubilan o salen del mercado laboral, solo uno entra al sistema.
Eso sí, su salario no parece malo para un recién egresado, pues en promedio ingresa aproximadamente $78,000 dólares anuales.
La media nos dice que los profesionales en contabilidad pueden ingresar alrededor de $119,000 dólares anuales, pero algunos especializados en la planeación fiscal pudieran multiplicar sus ingresos hasta por arriba del millón de dólares anuales. Conocí uno a principios de año que me comentó lograba meterse a la bolsa $4 millones de dólares anuales gracias a la asesoría fiscal que ofrecía a sus clientes, reduciéndoles fuertemente su pago de impuestos.
¿Y por qué pienso este tema debería ser de interés para México? Pues porque sus contadores según cifras oficiales, tienen ingresos menores a los $200,000 pesos anuales, porque lejos de tener escasez, tenemos sobre oferta y porque tenemos talento joven desaprovechado en un sistema fiscal corrupto que premia la compra venta de facturas como única estrategia para no pagar impuestos. “Si se lo van a robar los gobernantes, mejor me lo quedo yo”.
En Estados Unidos la planeación fiscal incluso está reconocida con una certificación, por lo que obviamente no está satanizada, y el sistema fiscal incentiva el emprendimiento, la reinversión y la generación de empleo, mientras que en México recuerdo a un exjefe decir: “no hay peor delito que ser empresario, el gobierno piensa que lo estás robando porque no le pagas los impuestos que deberías, los clientes piensan que les robas porque vendes muy caro, y los empleados se sienten robados por los bajos salarios recibidos”.
La gran oportunidad de México radica en que tenemos una visa preferencial para migrar y laborar en Estados Unidos, y ésta sólo está disponible para canadienses y mexicanos, y existe una lista que puedes buscar en Google como “Nafta professions list”, donde se enumeran las profesiones con las que relativamente fácil se puede buscar una visa TN. Los contadores y profesionales de administración están incluidos en dicha lista.
Para certificarse como contador público en Estados Unidos, es necesario realizar un proceso complicado y que puede demorar por lo menos un par de años, en el que se requiere lo siguiente:
• Pasar una revisión de antecedentes penales y demostrar una estancia legal en el estado.
• Créditos universitarios de licenciatura (150 horas semestre de un colegio acreditado por el estado).
• Créditos de postgrado incluyendo algún curso de ética aprobado por el estado (27 horas semestre).
• Obtener una calificación mínima de 85 en 5 test oficiales en: Auditoría, Contabilidad Financiera, Impuestos y Regulaciones, algún test disciplinario como Análisis de Negocios, Sistemas de Información o Cumplimiento Fiscal; y, por último, uno de comportamiento ético.
• Haber trabajado por lo menos un año bajo la supervisión de un CPA para obtener una carta de recomendación del mismo.
La buena noticia es que un contador público mexicano, a pesar de no tener la certificación, puede trabajar remoto o incluso migrar obteniendo una visa como la TN, y aunque sus limitantes serán no poder representar ante el IRS (equivalente a Hacienda) a un cliente, firmar declaraciones de impuestos y auditar empresas públicas, lo cierto es que podría desempeñar por lo menos un 70-80% de las actividades de un contador estadounidense.
Los mexicanos pueden “arrastrar el lápiz” y encargarse de pólizas de ingresos y egresos, conciliaciones bancarias y de tarjetas de crédito, cálculo de nóminas e impuestos obrero-patronales, pagos de impuestos estatales, generación de estados financieros entre muchas otras actividades que sin duda podrían generar un gran alivio a las pesadas cargas de trabajo que tienen los despachos, sobre todo en las “tax season” o temporadas de impuestos.
¿Por dónde empezar? Por la capacitación, porque ningún contador estadounidense quiere contratar para enseñar, los necesita ya con conocimiento y experiencia. La carta a Santa Claus de los contadores incluye conocimientos en Quickbooks (el software de contabilidad más popular), preparación en el sistema fiscal americano y experiencia en el llenado de declaraciones de impuestos federales.
Y como las universidades tradicionalmente están enfocadas solo al mercado laboral local y desconectadas del exterior, la respuesta tendría que venir de nosotros mismos.