Llegaron las vacaciones de Semana Santa, aumentan de manera importante las salidas y actividades al aire libre, y hay algo que me preocupa porque todos estamos expuestos, y es el tema de la contaminación tan grave que se sigue presentando en la entidad.
Increíble que apenas se va la poca lluvia que de repente llega, y los índices de partículas contaminantes suspendidas en el aire se disparan de una manera alarmante.
Y es que el gusto nos dura muy poco, y cada vez los ciudadanos debemos extremar más precauciones a la hora de querer realizar actividades al aire libre, así que imagínese usted esto en pleno receso vacacional de Semana Mayor… ya sea salir a pasear o acudir a las actividades propias de esta temporada en parroquias o parques.
Pero a pesar de todo vemos cero cambios, tanto en acciones como en el discurso de las autoridades encargadas de los temas ambientales en el Estado.
No sólo minimizan el problema, las alertas o recomendaciones a los ciudadanos no llegan o llegan tarde, y ahora hasta echan por tierra cualquier esfuerzo adicional con el que se mida la calidad del aire regiomontano.
Recientemente aseguraron que el Sistema de Monitoreo Ambiental (SIMA) es la única herramienta confiable de medición, esa que tiene sólo 15 estaciones distribuidas dentro y fuera de la zona metropolitana de Monterrey, y que constantemente presentan fallas o no dan lectura por estar “en mantenimiento”.
Si sólo en esas mediciones debemos de confiar, no hay mucho para donde hacerse, y no lo digo yo, lo han dicho insistentemente colectivos y ambientalistas, y hay razones de sobra para dudare en la veracidad de los datos.
Uno de los argumentos de la Secretaría del Medio Ambiente para desacreditar dichas aplicaciones, de celular principalmente, es que confunden la niebla o nubosidad con contaminación.
Las apps podrían equivocarse, pero nuestros ojos, garganta y pulmones definitivamente no, y casi a diario lo sufrimos millones de regios.
Con esas declaraciones la autoridad sólo le da alas a esas empresas que casi casi se catalogan como “fábricas de nubes”, porque lo que arrojan al ambiente es sólo vapor de agua, y no contaminantes… claro…
Ayer se emitió un comunicado alertando sobre las tolvaneras que se presentarían, lo que debió derivar en medidas como “suspender operaciones que generen partículas, en todos los giros, especialmente en pedreras, cementeras, caleras, concreteras y todas las actividades de construcción”.
¿Usted vio que esto se respetara, o las “fabricas de nubes” aprovecharon para seguir haciendo de las suyas?