La pandemia del covid 19 que nos obligó a las personas aislarnos unos de otros, para controlar y evitar que este padecimiento se saliera de control y provocará más muertes, nos dejó aprendizajes colaterales que aún podemos seguir aplicando en el quehacer de la vida.
Aprovechando las tecnologías de la información, que ofrecen diversos operadores de servicios digitales, permite que las personas se puedan reunir y estar en contacto, aunque físicamente no se encuentren en un mismo sitio, pero sí de manera virtual.
De esta manera el trabajo a distancia, o home office, que permite a los empleados, profesionistas, directivos, no acudir a sus tradicionales centros de trabajo y ahora lo pueden desde casa o el lugar en que se encuentren, gracias a la realidad virtual.
Lo mismo ocurre con la educación, en donde las universidades y escuelas, tanto del sector público como privado, tuvieron que adoptar plataformas de comunicación como Zoom, Ms Teams, Google Meet, entre otras para que las y los estudiantes continuaran con su preparación académica y no se vieran afectados en su desarrollo estudiantil.
Ahora vemos que, ante la falta de espacios en los planteles escolares, las universidades y escuelas de los distintos niveles han adoptado las clases a distancia o digitales con lo cual, docentes y estudiantes, sin importar el número que limitaría la capacidad de un aula tradicional, pueden continuar con la formación escolar y profesional.
Sin embargo, esta educación digital o distancia requiere que estudiantes y docentes cuenten con el acceso a las herramientas necesarias para lograrlo, como es internet, computadoras o, en su caso, celulares de alta gama que cumplan con los requisitos de conexión.
Ante ello se hace necesario crear un fondo, por parte del Estado, para que tanto maestras y maestros, como estudiantes que no cuenten con los recursos a su alcance puedan recibir el apoyo necesario para acceder a las herramientas digitales que cada día se aplican más en los planteles escolares.
Adicionalmente, se deberá de promover la formación y capacitación de las maestras y maestros, para que desarrollen las habilidades necesarias en el uso de las tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje digital que permita favorecer el proceso educativo, incluyendo el acceso a equipo de cómputo funcional a las y los profesores.
Estas propuestas pueden contribuir a elevar el nivel educativo de la sociedad neolonesa, que siempre ha destacado a nivel nacional. Aunque la pandemia ya fue superada, debemos aprovechar lo aprendido para crecer y ser mejores, y no hay mejor plataforma que la educación en todos los niveles.