Sintram: Deuda añeja

Escrito en OPINIÓN el

Coordinar una serie de dispositivos tecnológicos para permitir que los semáforos funcionen de manera sincronizada, suena simple. A final de cuentas en el papel, solo se necesita establecer una pauta para el controlador automático y listo.

Lamentablemente en la realidad, esto ha resultado imposible para al menos los dos últimos gobiernos estatales de Nuevo León.

El Sistema Integral de Transporte Metropolitano fue creado en el año 2000, y tiene como finalidad el control de la operación de los semáforos del Área Metropolitana de Monterrey.

De acuerdo con datos oficiales del propio sistema, este opera dividiendo la metrópoli en 19 zonas geográficas, y envía y recibe datos en tiempo real, con lo que, en teoría, se regula el trabajo de las luces del tráfico en las diversas intersecciones.

El problema es que en la práctica algo que suena sencillo, se ha convertido en un calvario, una infraestructura que el Bronco abandonó. Aunque en sus planes de movilidad se hablaba del sistema como un eje fundamental para la movilidad, la verdad es que nunca vimos que se le diera la importancia debida.

Por su parte, al inicio de la actual administración se hablaba de que tendríamos el mejor sistema de semáforos de América Latina, pero la realidad es otra.

Pese a inyecciones de recursos que rondan los mil 800 millones de pesos, el tráfico sigue siendo caótico, los semáforos se quedan parpadeando constantemente y no hemos visto la movilidad de primer nivel que tanto se prometió.

Hoy, cuando nos enfilamos a los últimos dos años de este gobierno, el problema no parece tener solución.

Se habla de muchas excusas, problemas de coordinación con los municipios, daños a la infraestructura, aumento desmedido del tráfico vehicular, etcétera, pero la realidad se limita a una sola cosa: casi 2 mil millones de pesos después, la autoridad no ha podido hacer algo tan básico como sincronizar los sistemas de los semáforos.

Se estima que logrando un adecuado funcionamiento del SINTRAM, el tráfico podría reducirse alrededor de 20 por ciento, sin embargo, mientras el gobierno estatal no tenga la capacidad de coordinación y de implementación adecuada, tener semáforos operando de manera óptima será solo un sueño guajiro.