El desmantelamiento de las pequeñas tareas estatales

Escrito en OPINIÓN el

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, dice una conocida frase popular. Lo anterior bien podría aplicarse al Estado, donde damos por hecho muchas tareas estatales que parecen minúsculas, pero que son esenciales para nuestro día a día. Esas pequeñas pero grandes tareas estatales están siendo erosionadas en México, y sus nocivos efectos cada vez resultan más evidentes.

El renombrado autor Michael Lewis, en su libro El Quinto Riesgo: un viaje a las entrañas de la Casa Blanca de Trump, hace un recuento de la incompetencia de los liderazgos políticos al ser puestos a cargo de personal burocrático, así como de su falta de entendimiento e ignorancia deliberada sobre las funciones gubernamentales. La consecuencia es la desprofesionalización de los cuadros burocráticos, la demolición de la pericia técnica gubernamental. El autor estadounidense comenta que lo anterior no solo aplica a las grandes tareas públicas (por ejemplo, el manejo de armas nucleares), sino también a infinidad de pequeñas labores que resultan trascendentales (por ejemplo, predecir el clima).

"La función básica del gobierno es mantenernos a salvo… El riesgo que más debemos temer no es el que imaginamos fácilmente, sino el que no imaginamos", declara el autor. En nuestro país, podemos comenzar con los desastres naturales y lo sucedido al FONDEN. El fideicomiso tenía 33 mil millones de pesos (mmdp) al decretarse su extinción en 2021. Hoy en día, solo se tienen contemplados 19 mmdp para desastres naturales durante 2025, sin mencionar que los recursos se tienen que aprobar cada año en la Cámara de Diputados, no son acumulables y nada asegura que se aprueben en el futuro. En este sentido, otras instituciones gubernamentales fundamentales en la materia han recibido recortes presupuestales brutales: Protección Civil pasó de 226 mdp en 2018 a 176 mdp en 2025; el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) pasó de 81 mdp a 73 mdp; y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) pasó de 1,350 mdp a 133 mdp en 2026.

Pero como esa área hay muchas otras más que han sido severamente dañadas. Los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Saneam), encargada del trascendental tema de los controladores aéreos, pasó de tener un presupuesto de 6 mmdp en 2021, a tan solo 3 mmdp en 2025, sin hablar de los déficits de personal. La inversión para prevenir inundaciones pasó de 50 mmdp en el sexenio calderonista, a 25 mmdp en el lópezobradorista. Tenemos el cuasi-desmantelamiento del programa nacional de vacunación, donde en 2018 alrededor de 575 mil niños no fueron vacunados, pero en 2020 se elevó a 3.4 millones. Y, ¿recuerdan esos enormes incendios en el país durante los primeros años del sexenio lópezobradorista? La Comisión Nacional Forestal (Conafor), encargada de manejar el programa de empleo temporal a través del cual se implementaban brigadas cortafuegos, recibió un recorte brutal: pasó de 5,361 mdp en 2018 a 3,204 mdp en 2019.

"Las personas que nunca habían experimentado un estado colapsado tardaban en apreciar un estado que aún no había colapsado", afirma Lewis. La erosión de las capacidades del Estado mexicano resulta evidente, tanto en sus grandes instituciones –como el Poder Judicial y el INE– como a través de estas pequeñas pero trascendentales instituciones públicas. Las consecuencias ya las comenzamos a pagar.

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