Monterrey enfrenta una crisis sin precedentes. Actualmente, se requieren más de dos mil camiones adicionales para reducir los tiempos de espera que miles de ciudadanos sufren a diario en sus traslados hacia escuelas, trabajos y otros destinos.
Esta problemática se ha agravado por el retraso en la construcción de las nuevas líneas del metro, la falta de implementación del Plan Maestro de Movilidad y el incremento desmedido en las tarifas del transporte público.
Resolver este desafío es complejo, pero no imposible. Por ello, he propuesto una medida concreta y de impacto inmediato: modificar los reglamentos de tránsito en los municipios conurbados para permitir que los conductores puedan mover sus vehículos en caso de pequeños percances viales. Esta medida evitaría que los accidentes menores congestionen aún más las vialidades, beneficiando la movilidad y mejorando la calidad de vida en la ciudad.
El año pasado, en la zona metropolitana de Monterrey se registraron alrededor de 73 mil accidentes de tránsito, de los cuales aproximadamente el 80% fueron incidentes menores o “besitos”, como coloquialmente los llamamos. En promedio, cada conductor en Monterrey pierde 116 horas al año en atascos de tránsito.
Actualmente, los reglamentos de tránsito prohíben mover los vehículos tras un accidente, sin importar la gravedad del mismo, hasta que llegue un oficial de tránsito. Sin embargo, en muchas ocasiones, esos pequeños percances generan cuellos de botella que afectan kilómetros de vialidad, atrapando a cientos de conductores, incluyendo a los propios agentes de tránsito, quienes pueden tardar más de una hora en llegar al lugar del accidente.
Este tipo de situaciones no solo afectan la movilidad, sino que también aumentan la contaminación, ya que los vehículos detenidos generan más emisiones. Asimismo, provocan nuevos accidentes, al obligar a otros conductores a maniobrar en espacios reducidos. Pero igual, desatan frustración y estrés, afectando la calidad de vida de quienes dependen del automóvil para sus actividades diarias.
¿Cómo funcionaría esta propuesta? La modificación del reglamento permitiría a los conductores mover sus vehículos tras un accidente menor, siempre y cuando se cumplan las siguientes condiciones:
Que ambas partes estén de acuerdo en hacerlo. Y que los involucrados documenten el incidente con fotos y videos, asegurando evidencia suficiente para cualquier reclamación.
Sin embargo, no podrán mover los vehículos si hay personas lesionadas. Y alguno de los conductores está bajo los efectos del alcohol o drogas.
Esta iniciativa no solo es una solución para la movilidad, sino una acción concreta para cuidar el presente y el futuro de Monterrey, haciendo que la ciudad funcione de manera más eficiente, segura y sostenible.
Reconozco y felicito a los alcaldes Adrián de la Garza, César Garza Arredondo, Daniel Carrillo, Mauricio Fernández, Andrés Mijes y Héctor García, quienes han iniciado consultas ciudadanas en sus municipios para modificar sus reglamentos de tránsito. Su compromiso con la mejora de la movilidad y la calidad de vida de las y los nuevoleoneses es fundamental para lograr un cambio real y duradero.
Es momento de actuar y garantizar que la zona metropolitana de Monterrey cuente con una movilidad más ágil, segura y eficiente.