Durante la última semana de marzo de este 2025 se llevó a cabo la Segunda Conferencia Global de Contaminación del Aire y Salud en Cartagena, Colombia. Este evento, impulsado por la Organización Mundial de la Salud y su brazo de América Latina y el Caribe, la Organización Panamericana de la Salud, logró reunir a más de 700 delegados de aproximadamente 70 países, especialistas de la salud, organizaciones de la sociedad civil, líderes comunitarios y artistas.
Espacios de fortalecimiento como estos son una oportunidad para visibilizar los retos y también las soluciones que enfrentan las diferentes regiones del mundo frente a la contaminación del aire, un impacto ambiental que cobra alrededor de 370,000 vidas al año tan sólo en la región de América Latina y el Caribe.
A través de la divulgación científica, el diálogo constructivo y el arte, los asistentes a la conferencia asumieron compromisos para abordar la problemática de contaminación del aire y salvaguardar la salud.
Los gobiernos de al menos 18 países del mundo se comprometieron a reducir en un 50% la mortalidad asociada a la contaminación atmosférica para el año 2040.
Además, países como China presentaron avances significativos en el control de la contaminación atmosférica, un caso inspirador en el que han logrado disminuir hasta un 30% los niveles de partículas respirables en 10 años.
Lo anterior gracias a su decidida implementación de políticas de transición energética, transporte eléctrico y planificación urbana.
En este encuentro, el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire del Área Metropolitana de Monterrey, A.C. participó en dos espacios diferentes de intercambio con otras ciudades, uno de ellos para analizar las desigualdades que enfrentan las diferentes comunidades que habitan los territorios de la región de América Latina y el Caribe.
En el caso de Nuevo León, la situación que vivimos ante la falta de un Sistema Integrado de Transporte Público, necesario para reducir el uso de combustibles y las emisiones al aire a gran escala, fue protagonista de la conversación.
Esta situación nos expone no sólo a externalidades negativas como la pérdida de tiempo de calidad o el estrés, sino también a la exposición a contaminantes atmosféricos como el material particulado o los óxidos de nitrógeno.
Otro caso particular de vulnerabilidad presentado en el evento subrayó la importancia de atender la problemática en zonas con alta actividad industrial que tienen niveles más permisivos de emisión de partículas, como es el caso de García, Salinas Victoria y Cadereyta, municipios que actualmente se excluyen en las normas mexicanas, de por sí laxas.
Un segundo foro abordó la relevancia de contar con pronósticos de calidad del aire asertivos para la prevención de los impactos negativos de la contaminación del aire en la salud de la población, sobre todo como una parte claramente integrada en los programas de alertas y contingencias atmosféricas en las ciudades que concentran un gran número de habitantes, como es el caso de Monterrey.
Un ingrediente base en este encuentro fue la participación de casi 50 millones de profesionales del sector salud, llamando a los gobiernos de todo el mundo a frenar la contaminación del aire para prevenir enfermedades y salvar vidas.
Países como Vietnam enlistaron entre sus compromisos incluir la estrecha relación entre la calidad del aire y la salud pública en la currícula de médicos en formación para prepararlos para abordar esta realidad.
México, por su parte, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de la Secretaría de Salud, se comprometió a fortalecer y ampliar la capacidad del monitoreo de calidad del aire y a mejorar el cumplimiento del índice de calidad del aire y salud en todos los estados.
Igualmente mejorar la regulación de las emisiones provenientes de la industria, impulsar los programas de alerta temprana y establecer un sistema de vigilancia epidemiológica específicamente de calidad del aire, incluyendo otros factores ambientales que inciden sobre la salud humana, como el suelo y el agua.
De particular relevancia fue reconocer la importancia del desarrollo de políticas intersectoriales entre medio ambiente, energía y desarrollo urbano.
Hoy la ciencia y el conocimiento son tan claros como deberían ser nuestros cielos. La inacción ya no es opción. Es tiempo de convertirnos en firmes "terminators" de la contaminación atmosférica, actuando con la determinación y la premura que el bienestar de nuestras comunidades exige.
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La autora es directora ejecutiva del Observatorio Ciudadano de Calidad del Aire del Área Metropolitana de Monterrey (OCCAMM)
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