Los impuestos verdes han cobrado relevancia en los últimos años, y con razón. Ante la crisis ambiental que enfrentamos, estos instrumentos fiscales deben ser una herramienta clave para cuidar nuestra calidad de vida y garantizar un futuro sostenible.
Sin embargo, hay un riesgo: que se conviertan en simples pagos que permitan a las industrias seguir contaminando sin modificar sus prácticas. Eso sería inaceptable y contrario al propósito de una verdadera transición ecológica.
Según una nota reciente, alrededor de la mitad de los estados del país aplicarán impuestos verdes este 2025, aumentando la recaudación respecto a años anteriores. Nuevo León es uno de los estados que más recaudará, con 1,526 millones de pesos estimados. Pero a tres años de implementarse este impuesto, el Gobierno del Estado no ha transparentado el destino de esos recursos.
Esto no puede continuar. Los impuestos verdes no deben ser vistos como una carga fiscal más, sino como un mecanismo para transformar nuestra realidad ambiental. Su objetivo debe ser incentivar la innovación, premiar a quienes invierten en tecnologías limpias y reducen su huella ecológica, y sancionar a quienes siguen contaminando.
Es fundamental que estos recursos se reinviertan en políticas públicas que promuevan la sostenibilidad: transporte limpio, manejo adecuado del agua, reforestación y energías renovables. También se deben establecer incentivos para las empresas que muestren avances tangibles en la reducción de emisiones, y medidas más estrictas para quienes evaden su responsabilidad ambiental.
Desde el Congreso, vamos a trabajar para que estos impuestos cumplan con su propósito: impulsar una economía baja en carbono y proteger la salud de las y los nuevoleoneses.
El medio ambiente no es negociable. Los impuestos verdes deben ser aliados de quienes apostamos por la sostenibilidad como camino para enfrentar el cambio climático, reducir enfermedades asociadas a la contaminación y mejorar la calidad del aire, del agua y del suelo en nuestro estado.
Cuidar el presente es también cuidar el futuro. Es momento de actuar con visión, con responsabilidad y con compromiso hacia las próximas generaciones.