La crisis que se avecina

"Los sectores más afectados fueron el manufacturero y el de servicios a empresas, dos pilares clave de nuestra economía estatal".

Escrito en OPINIÓN el

El mes de mayo ha sido alarmante para el empleo en México. De acuerdo con cifras oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se perdieron 93,066 empleos en todo el país, comparado con abril de este mismo año. Este retroceso laboral no es un dato menor: representa una señal de alarma sobre el rumbo económico que estamos transitando.

En Nuevo León, el impacto también fue significativo, con la pérdida de 6,958 empleos. Los sectores más afectados fueron el manufacturero y el de servicios a empresas, dos pilares clave de nuestra economía estatal. Esta caída debe encender las alertas, porque afecta directamente a miles de familias que dependen de un ingreso estable y digno.

Este escenario no es sorpresivo. Desde hace meses, diversos analistas y cámaras empresariales han advertido sobre los efectos de la creciente incertidumbre política y económica. Factores como la política arancelaria del gobierno estadounidense, así como la reciente reforma judicial aprobada a nivel federal, han generado un ambiente poco propicio para la inversión nacional y extranjera. Hoy, muchas empresas han decidido frenar sus planes de expansión e incluso trasladar operaciones a países donde se percibe un mayor respeto al Estado de Derecho.

A estos factores se suma la persistente inflación, que el Banco de México no ha logrado contener. Por tercer mes consecutivo, los precios continúan al alza, reduciendo el poder adquisitivo de los hogares y apagando la expectativa de crecimiento económico nacional, que ya se ubica en un escaso 0.1 por ciento.

Nuevo León es, sin lugar a dudas, el motor de crecimiento del país. Nuestro dinamismo industrial, la capacidad de nuestras empresas y el talento de nuestra gente han posicionado a este estado como referente de desarrollo y competitividad. Por eso, es indispensable proteger lo que hemos construido: defender el empleo, cuidar la calidad de vida de las familias y garantizar un entorno de certeza para los inversionistas.

No podemos permitir que la inseguridad jurídica, la violencia y la falta de infraestructura energética frenen nuestro potencial. El nearshoring representaba una oportunidad histórica para transformar a México en un polo manufacturero global, pero por falta de visión y condiciones adecuadas, está comenzando a desvanecerse.

Si no se rectifica el rumbo, entraremos en una espiral peligrosa: menos inversión, menos empleo, menor consumo y más pobreza. Desde Nuevo León seguiremos alzando la voz, defendiendo nuestra economía y exigiendo condiciones que favorezcan la generación de oportunidades para todas y todos. Debemos cuidar el presente y el futuro de este gran estado.