Río Pesquería: el cauce olvidado, la contaminación impune

Escrito en OPINIÓN el

Si hacemos una búsqueda en Google con las palabras “contaminación Rio Pesquería” y ponemos un año al azar al final, encontraremos que prácticamente en todos desde hace al menos una década, se pueden ver episodios de polución en dicho cauce.

El río nace en el municipio de García y a lo largo de 170 km recorre la metrópoli atravesando también Monterrey, General Escobedo, Apodaca, Pesquería, Los Ramones y Los Herrera.

Estudios hechos por la propia CONAGUA revelan que al principio el cauce es todo belleza, hay interacción de fauna y de comunidades humanas con sus aguas en relativa armonía, no es hasta que el rio se da un baño de metrópoli, que la suciedad y contaminación lo inundan.

En el 2016 se hizo un esfuerzo conjunto de los municipios por mejorar las condiciones del cauce, y lograron algunos éxitos que incluyeron la clausura de algunas descargas, sin embargo hoy casi 10 años después la problemática sigue.

Vigilar un cauce tan largo no es tarea fácil, pero con la voluntad y sobre todo los recursos necesarios tampoco debe ser un imposible. Hoy en día la tecnología permite generar esquemas de vigilancia que podrían incluir sensores automatizados, vigilancia con drones especializados, coordinación intermunicipal, además de que desde el 2019 contamos con un marco jurídico de delitos ambientales que pueden darle dientes a los esfuerzos  que se realicen.

La amplitud del cauce y la labor de la tarea es tan grande que es indispensable se tenga un diagnóstico de cada una de las partes. Agua y drenaje y CONAGUA por ejemplo deben generar un listado de las descargas avaladas, PROFEPA un reporte de sanciones logradas en los últimos tiempos, Secretaría de Medio Ambiente un informe de los recursos invertidos en proyectos y los resultados, y los municipios un detalle de los puntos que considera focos rojos en sus demarcaciones territoriales.

Hoy tenemos el reto de detener una contaminación que se siente impune, de rescatar un cauce que lleva décadas siendo mal tratado. Para ellos es necesario aprovechar la legislación vigente, destinar los recursos indispensables, pero sobre todo que las acciones de coordinación que se implementen, tengan un seguimiento a lo largo de los años.

Es necesario que alguna de las autoridades de ejecución de políticas públicas, alce la mano y se vuelva un faro para el Río Pesquería. El destino de ese cauce es un espejo de lo que ambientalmente vive Nuevo León: un reto de polución que no hemos podido solucionar

¿Nos seguiremos reflejando en su triste ejemplo o cambiaremos el futuro de nuestra realidad ambiental?