Queridos lectores:
Este espacio nació con el propósito de comentar y discutir lo que ocurría en el Congreso, y de compartirles mi punto de vista como diputado local. Como ya saben, he decidido separarme de ese cargo, pero esta columna continuará activa.
Seguirá siendo un espacio para hablar de los temas importantes para Nuevo León. Ahora lo haré desde otra posición, seguramente con otro enfoque, pero con el mismo objetivo de siempre: ofrecer una mirada útil, que contribuya a construir, a debatir con altura y, sobre todo, a que Nuevo León sea un mejor estado. Hoy quiero compartirles una reflexión sobre mi paso por el Congreso.
Ser diputado local ha sido el mayor honor y el mayor reto de mi vida profesional. Llegué al Congreso con una idea muy clara: que la política debe estar al servicio de la gente. Y con esa convicción tomé cada decisión, participé en cada votación y sostuve cada diálogo.
Me voy tranquilo porque el Congreso está funcionando, está activo, y porque, pese a los momentos difíciles, se lograron avances importantes. No creo en los protagonismos, pero sí puedo decir que puse todo de mí para que temas clave como el Presupuesto o el nombramiento del Fiscal General pudieran avanzar. Y me enorgullece saber que ayudé, junto con otros, a reconstruir el diálogo entre el Congreso y el Ejecutivo. Ese es uno de los grandes legados de esta legislatura.
Me voy muy agradecido. Primero, con mis compañeras y compañeros de bancada. Son el mejor equipo que me pudo tocar. Siempre con compromiso, siempre con visión, siempre con la camiseta bien puesta por Nuevo León. Fue un honor hacer equipo con ustedes.
También agradezco a diputadas y diputados de otras fuerzas. Tuvimos diferencias —naturales y necesarias en una democracia— pero también supimos encontrar puntos de acuerdo y poner por delante al estado. Me voy con más amistades, más respeto y más entendimiento que cuando llegué.
El Congreso me transformó. Me exigió, me enseñó, me enfrentó a decisiones difíciles y me ayudó a crecer. Me voy siendo mejor persona que cuando llegué. Y aunque dejo el Congreso, no dejo mi compromiso con Nuevo León. Desde donde esté, seguiré trabajando por este estado que tanto quiero. Lo he hecho desde antes de ser funcionario, y lo seguiré haciendo ahora. El futuro no está escrito, pero el compromiso está firme. Ya veremos dónde nos vuelve a encontrar el camino