Monterrey. - Gobernar no es improvisar ni simular. Gobernar es cuidar, es resolver, es trabajar todos los días por mejorar la calidad de vida de las personas. Es entender que vivimos en un gran estado, con un enorme potencial, pero también con crisis que se han dejado crecer por la falta de visión, planeación y responsabilidad: la movilidad está colapsada, el agua escasea, la contaminación crece, la inseguridad lastima y el transporte es deficiente y caro.
En medio de esta realidad, Nuevo León necesita un gobierno que escuche y actúe, no uno que improvisa y se promociona. Un gobierno serio, con rumbo, que entienda que la gente no quiere discursos, quiere resultados. Quiere que se resuelvan sus problemas, que se cuiden sus derechos y su bienestar, que se administre con responsabilidad lo que con esfuerzo paga con sus impuestos.
Hoy, en lugar de eso, tenemos un gobierno que gobierna con ocurrencias. Que empieza obras sin estudios técnicos ni planes de impacto, como el caso del metro en el cauce del río Santa Catarina, sin considerar el riesgo histórico que representa. Que promete viaductos elevados, gasta millones en campañas para promoverlos y, dos años después, los cancela sin explicación ni rendición de cuentas.
También impusieron el cobro por kilómetro a los concesionarios del transporte como la gran solución a la movilidad. Fracasó. Y ahora, después de tres años, vuelven al cobro por pasajero. Mientras tanto, la ciudadanía sigue esperando camiones que no llegan y pagando más por un servicio que funciona peor.
Decisiones como estas no solo son costosas, también generan frustración y desconfianza. En lugar de cuidar a la gente, la lastiman. En lugar de resolver, agravan.
Desde el Congreso hemos alzado la voz, porque no podemos permitir que se siga jugando con el presente y el futuro de las y los nuevoleoneses. Vamos a seguir exigiendo resultados, planeación y respeto. Porque gobernar no es espectáculo, es responsabilidad. Y porque Nuevo León merece más que improvisaciones: merece un gobierno que sepa resolver, que sepa cuidar y que trabaje, todos los días, por darle a su gente la calidad de vida que merece.
Porque gobernar no es un juego: gobernar es cosa seria.