En México la libertad de expresión está garantizada principalmente por los artículos 6 y 7 de la Constitución. En ellos, la libertad de manifestar ideas, difundir información, opiniones, y recibir información sin censura previa, aunque con responsabilidades posteriores por posibles abusos, está legislada.
Recientemente la señora Karla María Estrella fue sentenciada a disculparse públicamente con la diputada Karina Barrera. Esta sentencia del Tribunal Electoral fue calificada como excesiva y detonó una serie de reacciones, dejando en ridículo a la propia diputada.
¿Es correcta la sanción? ¿Qué mensaje se manda a la ciudadanía? ¿Ya no podemos cuestionar ni siquiera a nuestros legisladores?
En México necesitamos retomar la brújula y hacer lo correcto. La diputada en mención, pese a sus obligaciones constitucionales, se sintió incómoda y utilizó artificios legales para decir: “conmigo no se metan”.
Imagínate a un ejecutivo con poder de decisión en una empresa a quien se le indica que no está haciendo bien su trabajo y que éste responda: “conmigo no se metan”. ¿Cuánto tiempo duraría en la empresa?
El error cometido por la diputada no es justificable. El 19 de julio del 2025 la misma legisladora solicitó al Tribunal electoral que “reconsiderara la sanción impuesta, ya que era excesiva”.
¿Estamos en la antigua Roma, donde el futuro de la vida de una persona depende del pulgar de un legislador?
Este no es un caso aislado. Quejarse o emitir una opinión pública sobre el desempeño de nuestros gobernantes y/o legisladores conlleva una persecución inmediata y esto aísla la comunidad socio-política de nuestra nación.
De acuerdo con la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025 de Reporteros Sin Fronteras (RSF), México se ubica en la posición 124 de un total de 180 países.
El informe destaca que México sigue siendo uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo, en gran parte debido a la violencia, la impunidad y la fragilidad del ecosistema mediático.
Los ciudadanos estamos preocupados por el ahora, por cuidar nuestro círculo familiar, y no sabemos quiénes son nuestros diputados locales ni federales; no tenemos ningún contacto con ellos ni revisamos su desempeño.
Mientras nosotros no nos involucremos de lleno a la política, ésta seguirá metiéndose en nuestras vidas cada vez más.
Hemos normalizado una situación crítica que sucede en nuestro país en todo momento, no nos preocupa que sigan coartando la libertad de expresión, y sólo hablamos de política dentro de nuestros círculos sociales conocidos.
¿Cuándo vas a involucrarte?
