Ciudad de México. - La reconocida actriz y cantante Susana Zabaleta ofreció este lunes sus primeras declaraciones luego de que su domicilio fuera víctima de un robo mientras ella se encontraba de vacaciones en Australia. Según la artista, este incidente representa la cuarta ocasión en la que su hogar es vulnerado, lo cual ha generado no solo pérdidas materiales, sino un profundo malestar emocional.
El robo y el modus operandi
Zabaleta detalló que el asalto se efectuó mediante un modus operandi conocido como “La patrona”, en el que los delincuentes logran ingresar haciéndose pasar por personas de confianza. Ella reveló que quien facilitó el acceso al hogar era alguien cercano: “Y luego del daño colateral de tener a la nana, que estuvo 10 años conmigo, o sea, Lupita estuvo 10 años conmigo, lo hablamos mil veces, mil veces: ‘Si habla alguien, tienes que hacer esto’, y cayó, cayó.”
Al respecto, comentó con evidente decepción: “O sea, sabes, es una cosa… 10 años echados a la basura.”
El daño emocional y la inseguridad
Para la artista, más allá del robo de objetos, lo que más le duele es la traición y la fractura de relaciones personales. “Como sentirme defraudada por México. Pues nos ha tocado cerca o lejos, pero el daño colateral es brutal, o sea, es brutal, porque pues yo no puedo volver a ver a Lupita porque a ella le da vergüenza verme”, declaró Zabaleta.
También cuestionó la respuesta institucional ante la inseguridad: “Ya, ya, pero… y me contestaron lo mismo que te contestaron. Dime cuáles hay que tomar para que adentro de tu casa te ataquen”, reclamó la actriz. “Es que el crimen sí está organizado.”
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¿Se quiere ir de México?
A pesar de lo vivido, Zabaleta dejó en claro que no tiene intención de abandonar el país. Ante la pregunta de si consideraría irse, contestó de forma rotunda: “¿A dónde quieres que me vaya? No, no me gustaría. Gracias.”
Contexto y reflexión
Este cuarto robo pone de relieve la vulnerabilidad que enfrentan incluso figuras públicas dentro de sus hogares. El caso de Zabaleta se convierte en un símbolo de la creciente preocupación por la seguridad y la efectividad de los mecanismos de protección y prevención. Asimismo, manifiesta el impacto emocional que genera sentirse inseguro en el propio espacio íntimo.
La artista ha decidido alzar la voz para visibilizar el problema, compartir su experiencia y exigir respuestas. Al mismo tiempo, abre un espacio para reflexionar sobre cómo se gestionan y atienden los delitos que afectan directamente la tranquilidad ciudadana.
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