Ciudad de México. – Hoy jueves 8 de junio se conmemora en todo el mundo el Día Mundial de los Océanos, con motivo de celebración a todo esta serie de masas de agua que comparten los países, y que son sumamente importantes para la humanidad.
Hablar de los océanos es hacerlo con mucho trecho de desconocimiento, y es que, si bien éstos cubren más del 70 por ciento de la superficie de la Tierra, se cree que solo ha sido posible conocer el 5 por ciento de ellos, esto dicho por el Servicio Nacional de Océanos.
Explorar el océano es todo un reto, sobre todo porque a grandes profundidades se caracteriza por una visibilidad nula, además de temperaturas frías y cantidades aplastantes de presión, explicó el doctor Gene Carl Feldman, oceanógrafo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
¿Cuál es el punto más profundo de la Tierra?
El punto más profundo de la Tierra puede ser encontrado desde el océano, y es tan importante para la comunidad científica que ha sido nombrado como el abismo Challenger, una depresión de 10 mil 924 metros.
Este hoyo marítimo se encuentra en el océano Pacífico, en el extremo sur de las fosa de las Marianas, y no es más que una zanja profunda que tiene forma de media luna.
Para poder visualizar la profundidad del Challenger, basta con decir que si el monte Everest fuera colocado en este abismo, el agua lo cubriría por completo, y su pico estaría a más de 1.6 kilómetros bajo el océano.
En la fosa sí hay vida marina, sin embargo, lo que podemos encontrar (si es que se tiene suerte) son animales que no salen de la oscuridad, como el anfípodo, el macrúrido y quizá el más llamativo es una especie de pez baboso que fue filmando nadando por debajo de los 8 mil 100 metros.
Los científicos no descartan que en el abismo haya otro tipo de especies marinas, probablemente más grandes e incluso nadando a mayor profundidad.
Esta parte remota del océano fue explorada por vez primera en el año 1960 por el teniente estadounidense Don Walsh y el doctor suizo Jacques Piccard.
Ambos descendieron a unos 10 mil metros; el viaje, que hicieron usando el Batiscafo Trieste de investigación oceanográfica propiedad de la Marina de Estados Unidos, duró casi cinco horas y el regreso a la superficie tres horas y 15 minutos.
La presión fue tan aplastante, que los hombres solo pudieron estar en el fondo del océano cerca de 20 minutos, de hecho, el buque terminó con una grieta en una de sus ventanas.