Ciudad de México.- Durante mucho tiempo surgió la versión que Televisa contaba con un catálogo de famosas, sin embargo, nunca hubo alguien que lo confirmara.
Recientemente Anabel Hernández publicó su libro "Las señoras del narco, amar en el infierno" donde confirma que este catálogo sí existió.
Ahí la periodista menciona a Celeste, quien fue pareja de Arturo Beltrán Leyva por muchos años y le conocía todos sus secretos.
En el capítulo "La Secretaria" se habla sobre este mítico ‘catálogo de Televisa’, donde Patricia Navidad era la más costosa.
Celeste narró a Anabel Hernández que ella mismo lo hojeó ya que Beltrán Leyva estaba "encaprichado" con algunas actrices.
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De acuerdo a la expareja del capo, Violeta Vizcarra, una socialité con quien llevaban muy buena relación, le consiguió una cita en Televisa, pues inicialmente quería ofrecer ‘servicios de spa’ a las artistas.
“La cita fue en Televisa San Ángel. Fui con mi hermano a las oficinas de uno de los ejecutivos de apellido Burillo, un joven de piel clara y ojos claros. Una de las secretarias nos mostró un catálogo, era como un engargolado azul.
“Se ofrecía la compañía de ellas para comidas privadas. Decía ‘comida empresarial’, eso fue lo que yo leí. Eran un montón de artistas, un catálogo así de grande”, dijo la expareja de Beltrán Leyva.
Celeste explicó cómo era que la empresa Televisa manejaba ese catálogo.
“Te lo daban y tú podías hacer ahí la contratación. Te especificaban cuánto tiempo estaría la famosa, que tenías que darle transportación de punto A a punto B. Todo parecía que era muy normal, o yo era muy estúpida, pero yo no vi nada raro”, explicó.
Describió que había algunas famosas que tenían un costo más alto por su compañía.
“La más cara, y según me dijeron la mejor apadrinada de la empresa, con el contrato más alto, en ese momento era Paty Navidad: 700 mil pesos una comida de cinco horas (…) no estaba segura de si contratar a la famosa significaba servicio completo”, aseguró.
Celeste señaló que ya no continuaron con el catálogo porque Beltrán Leyva buscaba una actriz con la que pudiera tener intimidad y dicho libro no ofrecía ese servicio.
“Para Arturo pagar 700 mil pesos no era nada, pero si yo le salía con la bateada de qué se la llevaba a comer por 700 mil y no pasaba nada pues ahí si se hubiera enojado. Y aparte, no pude contactar a nadie que realmente me asegurara que si pagábamos esa cantidad sí iba a haber ‘fiesta’ (sexo), así que no me quise arriesgar, por eso no avanzamos con lo del catálogo”.