Ciudad de México.- La mañana del 9 de diciembre de 1531 cambiaría para siempre la vida de un hombre llamado Juan Diego. Aquel día, según la tradición, la Virgen de Guadalupe se le apareció en el cerro del Tepeyac, iniciando una historia que hoy sigue viva en la fe de millones.
Pero ¿quién era este hombre sencillo al que se le encomendó un mensaje tan grande? Su identidad, su origen y su papel en las apariciones lo convirtieron en una figura clave del México espiritual.
¿Quién era Juan Diego, el hombre que vio a la Virgen de Guadalupe?
La identidad y el relato de Juan Diego se basan en el documento conocido como ‘Nican Mopohua’. Este texto, atribuido al indígena Don Antonio Valeriano, es el referente que la Iglesia Católica utiliza para contar la historia de las apariciones. Según reporta ACI Prensa, el propio Juan Diego fue la fuente de este documento al relatar los hechos que presenció.
De acuerdo con el ‘Nican Mopohua’, el nombre azteca de Juan Diego era Cuauhtlatoatzin, que se traduce como “el que habla como águila”. Nació en Cuautitlán, que en 1474 pertenecía al reino de Texcoco, y era un hombre de origen indígena chichimeca.
Si bien la tradición popular lo presenta como un hombre de origen muy humilde, existen debates entre historiadores sobre si pudo haber gozado de ciertos privilegios dentro de su comunidad.
¿Cómo fue la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego?
El relato católico, sitúa el inicio de este milagro un 9 de diciembre de 1531 cuando Juan Diego se dirigía al Tepeyac y escuchó un canto celestial y un llamado que provenía de la maleza. Al investigar la fuente de esa voz, se encontró con la aparición milagrosa de una joven de gran belleza, de tez morena, quien se identificó como la Virgen María.
El propósito de la aparición era claro: la Virgen encomendó a Juan Diego la misión de anunciar su presencia al obispo local, Fray Juan de Zumárraga, y solicitarle la construcción de un templo dedicado a su devoción.
Según el relato de la Iglesia Católica, Juan Diego acudió de inmediato con el obispo. Sin embargo, el religioso no dio crédito a su historia. Pero la situación cambio cuando el 12 de diciembre, la Virgen de Guadalupe hizo su segunda aparición a Juan Diego y le prometió la prueba que el obispo necesitaba: unas rosas de Castilla que, milagrosamente, habían florecido fuera de temporada en el árido cerro.
Al llegar con el sacerdote y dejar caer las rosas de su tilma (manto), la imagen sagrada y colorida de la Virgen de Guadalupe se reveló de manera inexplicable sobre la fibra del ayate.
¿Realmente exisitó Juan Diego?
Esta historia ha sido envuelta en múltiples polémicas incluso dentro del catolicismo, en el cual se cuestionan si el santo realmente existió o sólo se trata de una figura inventada por la iglesia.
Incluso uno el abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg Prado, aseguró en 1996 que Juan Diego “era un símbolo y no una realidad”, mismo que mantuvo hasta su muerte en julio de 2009, según reportes del diario ‘La Jornada’.