México.- La palabra Cuaresma proviene del latín quadragesima, que significa “cuadragésimo día”, haciendo referencia a su duración.
Se trata de un periodo de 40 días que precede la Pascua y comienza con el Miércoles de Ceniza, terminando el Jueves Santo.
Durante este tiempo, los fieles son llamados a la reflexión, el ayuno y la penitencia, tal como lo hizo Jesús en el desierto.
En 2025, la Cuaresma iniciará el miércoles 5 de marzo y culminará el jueves 17 de abril.

¿Por qué dura 40 días?
El número 40 es significativo en la Biblia y está asociado con momentos de prueba y transformación espiritual:
Te podría interesar
- Los 40 días de diluvio en tiempos de Noé.
- Los 40 años del pueblo de Dios en el desierto.
- Los 40 días de Moisés y Elías en la montaña.
- Los 40 días de Jesús en el desierto antes de iniciar su ministerio.
Este simbolismo refuerza la idea de la Cuaresma como un periodo de cambio y purificación.
Historia y evolución de la Cuaresma
La práctica de la Cuaresma se remonta al siglo IV, cuando la Iglesia estableció este tiempo como un período de penitencia y renovación.
Originalmente, los cristianos se preparaban para la Pascua con tres días de ayuno y oración, pero alrededor del año 350 d. C. se extendió a 40 días.
En la Iglesia católica, el color púrpura se usa en este tiempo para simbolizar la penitencia y el sacrificio.
El cuarto domingo de Cuaresma se emplea el color rosa como símbolo de alegría anticipada, mientras que el Domingo de Ramos se usa el rojo, en alusión a la Pasión de Cristo.
La práctica del ayuno y la abstinencia
El ayuno y la abstinencia son prácticas esenciales en la Cuaresma.
Los católicos mayores de 18 años deben reducir la cantidad de alimentos los días de ayuno, mientras que la abstinencia de carne se practica los viernes desde los 14 años.
La abstinencia busca desprender a los fieles de actitudes consumistas y fomentar la reflexión sobre el sacrificio de Jesús.
En la actualidad, más allá de la restricción alimenticia, se promueve un ayuno de actitudes negativas, como el egoísmo, la indiferencia y la autocomplacencia.
La Cuaresma es un tiempo de introspección y crecimiento espiritual.
A través del ayuno, la oración y la penitencia, los fieles buscan acercarse a Dios y prepararse para la Resurrección de Cristo.
Más que una simple tradición, es una oportunidad para fortalecer la fe y renovar el compromiso con la vida cristiana.