México.- Durante los años 80, Enrique “Kiki” Camarena era un agente clave de la Administración para el Control de Drogas (DEA) en México.
Su misión principal era desmantelar el Cártel de Guadalajara, el primer gran grupo criminal dedicado al tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Gracias a sus investigaciones, Camarena logró identificar a figuras clave dentro del cártel, como Rafael Caro Quintero, conocido como “El Príncipe”, y Miguel Ángel Félix Gallardo, alias “El Jefe de Jefes”.
Sus informes permitieron que, el 7 de noviembre de 1984, el Ejército Mexicano destruyera extensas plantaciones de marihuana en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, lo que representó un golpe millonario para la organización criminal.
El secuestro y asesinato de Camarena
Como represalia por la operación en El Búfalo, el 7 de febrero de 1985, Camarena y el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar fueron secuestrados en Jalisco.
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Un mes después, sus cuerpos fueron hallados en un rancho en Michoacán con evidentes signos de tortura.
Investigaciones revelaron que Camarena fue brutalmente torturado por miembros del Cártel de Guadalajara durante al menos dos días.
Los narcotraficantes contaban incluso con un médico para mantenerlo con vida mientras sufría constantes interrogatorios y agresiones.
La autopsia reveló que su causa de muerte fue traumatismo craneoencefálico y asfixia por sofocación.
Impacto y consecuencias internacionales
El asesinato de Camarena fue el primer caso registrado de un agente de la DEA asesinado en México, lo que desató una fuerte presión del gobierno de Estados Unidos sobre las autoridades mexicanas.
Este hecho marcó un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico y provocó tensiones diplomáticas entre ambos países.
En respuesta, la DEA lanzó la Operación Leyenda, una investigación que identificó a cinco narcotraficantes como los responsables del crimen.
Entre ellos se encontraba Rafael Caro Quintero, quien fue detenido en 1985, liberado en 2013 y recapturado en 2022.
Extradición de Rafael Caro Quintero
Caro Quintero fue acusado en el Distrito Central de California por el secuestro, tortura y asesinato de Camarena.
Tras años de litigios y operativos para dar con su paradero, el 27 de febrero de 2025 fue extraditado a Estados Unidos, donde enfrentará la justicia por sus crímenes.
La muerte de Enrique “Kiki” Camarena dejó una huella imborrable en la lucha contra el narcotráfico.
Su sacrificio impulsó cambios en las estrategias de seguridad y cooperación entre México y Estados Unidos, consolidando su legado como un símbolo de la lucha contra el crimen organizado.