México.- Quienes siguen Black Mirror desde sus primeras entregas saben a lo que se enfrentan: historias que comienzan con esperanza y terminan en ruinas.
Sin embargo, el magnetismo de la serie persiste temporada tras temporada.
En su más reciente regreso a Netflix, la serie de Charlie Brooker ha vuelto a tocar fibras profundas con el episodio Una pareja cualquiera (Common People), considerado por muchos como el mejor de la temporada 7.
Una historia de amor… y desesperación
Una pareja cualquiera presenta a Mike y Amanda (interpretados por Chris O’Dowd y Rashida Jones), un matrimonio entrañable que sueña con tener un hijo y celebra cada aniversario comiendo hamburguesas en el lugar donde se conocieron.
Su vida parece sencilla y feliz, hasta que Amanda sufre un colapso repentino y entra en coma.
Desesperado, Mike recurre a una tecnología experimental capaz de restaurar la conciencia humana mediante una copia digital del cerebro.
El proceso funciona, pero Amanda ya no es Amanda.
El resultado es una versión vacía, casi robótica, de la mujer que alguna vez amó.
El episodio más devastador… y más celebrado
El desenlace no ofrece redención. Mike, tras someterse a situaciones humillantes para financiar el tratamiento de Amanda, decide poner fin al sufrimiento de ambos.
En un acto desgarrador y pactado, la asfixia mientras ella repite una frase publicitaria de su plan de suscripción.
La crítica social al capitalismo digital y la deshumanización de los servicios tecnológicos alcanza aquí su punto más cruel.
Pese a lo oscuro del final, el episodio ha sido celebrado por su guion sólido, dirección impecable y la intensidad emocional que recuerda al mejor Black Mirror.
En redes sociales, los comentarios no tardaron en llegar.
“Fue muy triste y jodido, pero eso es lo que sabemos: Black Mirror es realmente bueno otra vez”.
Black Mirror vuelve a sus raíces
La fuerza del capítulo no radica solo en su crudeza, sino en cómo revive el espíritu original de la serie: cuestionar hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra humanidad por tecnología, comodidad o, en este caso, amor.
El paralelismo con episodios clásicos como el del presidente y el cerdo es evidente: cuando la ficción incomoda, Black Mirror brilla.
Robert Falconer/Netflix
“Una pareja cualquiera” es el tipo de historia que hace que Black Mirror sea irresistible para su público, aún sabiendo que terminará mal.
Con una crítica feroz al sistema, un amor llevado al límite y una propuesta estética impecable, el episodio confirma que la serie está más viva que nunca… incluso cuando sus personajes ya no lo están