México.- Cada Jueves Santo, miles de personas en todo el mundo participan en una de las tradiciones más importantes del catolicismo: visitar 7 templos.
Este recorrido no solo simboliza devoción, sino que tiene un profundo significado espiritual ligado a la pasión de Cristo.
Aunque muchos la practican, pocos conocen realmente el origen y el simbolismo detrás de esta costumbre tan arraigada en la Semana Santa.
El origen de la tradición: un acto de fe y reflexión
La visita a siete templos representa el recorrido que hizo Jesús la noche del Jueves Santo, desde la Última Cena hasta su crucifixión.
En total, la Biblia menciona siete lugares clave por los que Cristo fue llevado, desde el Huerto de Getsemaní hasta el Calvario.
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Cada templo que se visita simboliza una de esas estaciones espirituales, y al recorrerlos, los fieles acompañan a Jesús en su sufrimiento.
Se trata de una manera simbólica de revivir ese momento, reflexionar y orar en cada parada.
Los siete momentos representados
- Jesús en el Huerto de los Olivos.
- Jesús ante Anás.
- Jesús ante Caifás.
- Jesús ante Pilato.
- Jesús ante Herodes.
- Jesús de nuevo ante Pilato.
- Jesús camino al Calvario.
En cada templo, se suele hacer una breve oración y se medita sobre el momento correspondiente.
Es una práctica personal, pero muy poderosa a nivel espiritual.
Una tradición que trasciende fronteras
Esta costumbre comenzó en Roma en el siglo XVI, promovida por San Felipe Neri, quien invitaba a sus fieles a recorrer las siete iglesias principales de la ciudad.
Con el tiempo, la tradición se expandió por todo el mundo hispano y forma parte fundamental de la Semana Santa en países como México, Perú, Colombia, España y más.
En algunos lugares, la visita también se interpreta como una forma de pedir por siete intenciones distintas, o agradecer por siete bendiciones recibidas.
Más que una costumbre, un momento espiritual profundo
Visitar 7 templos el Jueves Santo es mucho más que una tradición religiosa: es un viaje interior que invita a la reflexión, la gratitud y la conexión con la fe.
En cada templo, se abre una oportunidad para el silencio, la oración y el reencuentro con uno mismo.
Esta costumbre, lejos de perderse, sigue viva y se renueva cada año con miles de creyentes que buscan vivir la Semana Santa con un corazón lleno de fe.