México.- Meses después del brutal ataque que casi le cuesta la vida, Valentina Gilabert fue captada en público por primera vez. Su aparición no pasó desapercibida, ya que fue vista acompañada por el padre de la hija de Marianne “N”, la joven que la apuñaló más de 14 veces en un presunto ataque de celos.
La escena fue documentada por el programa Kadri Paparazzi, que mostró a Valentina en una plaza comercial de la Ciudad de México, en compañía de varias personas, incluyendo a la pequeña bebé y al exnovio de su agresora.
A pesar del doloroso episodio, la joven mantiene una relación cercana con la niña, lo que ha generado sorpresa entre quienes siguen el caso.
El ataque que marcó su vida
El caso ocurrió cuando Marianne “N”, presuntamente cegada por los celos al descubrir la relación entre Valentina y su expareja, atacó a la joven con un arma blanca.
Las heridas fueron tan graves que Valentina requirió múltiples cirugías y semanas de hospitalización.
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Desde entonces, ha estado en recuperación tanto física como emocional, y poco a poco ha retomado sus estudios y actividades diarias.
¿Dónde está Marianne “N”?
Marianne “N” fue detenida y enviada a un centro especializado para mujeres adolescentes, ya que al momento del ataque era menor de edad.
La ley mexicana impide que menores pasen más de cinco años en reclusión, por lo que su condena será limitada, incluso en casos tan graves como este.
El sistema de justicia juvenil en México se basa en la rehabilitación y la reinserción, no en el castigo prolongado, en cumplimiento con la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes y tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño.
¿Valentina sigue adelante?
La imagen de Valentina sonriendo junto a la hija de su agresora es potente. No solo refleja fortaleza, sino también una sorprendente capacidad de seguir adelante pese al trauma.
Hoy, su caso vuelve a ser noticia, no por la violencia sufrida, sino por su resiliencia y por cómo ha decidido retomar el control de su vida, sin esconderse y sin romper los vínculos afectivos que la rodean.