Vaticano.- Cuando se elige a un nuevo Papa, millones de fieles esperan con emoción el momento en que desde el Vaticano se pronuncie una de las frases más icónicas de la Iglesia Católica: Habemus Papam.
Esta fórmula no solo marca el inicio de un nuevo pontificado, sino también simboliza unidad, fe y continuidad espiritual.
Fumata blanca: el mundo tiene un nuevo Papa
Este jueves 8 de mayo de 2025, exactamente a las 10:08 de la mañana (hora de México), una densa columna de humo blanco salió por la chimenea de la Capilla Sixtina.
Confirmando que los cardenales reunidos en cónclave habían llegado a un acuerdo: ¡tenemos nuevo Papa!

El cardenal protodiácono Dominique Mamberti será el encargado de salir balcón central de la Basílica de San Pedro y pronunció la histórica frase en latín:
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“Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam”
("Les anuncio una gran alegría: ¡Tenemos Papa!")
Un anuncio con más de 600 años de historia
La frase Habemus Papam se ha pronunciado desde 1417, tras el fin del Gran Cisma de Occidente, que mantuvo a la Iglesia dividida por casi cuatro décadas.
Su instauración buscó devolver la unidad y estabilidad al catolicismo, convirtiéndose en una de las tradiciones más solemnes y esperadas del mundo cristiano.
Cada vez que se pronuncia, este anuncio conecta a los fieles con siglos de historia, fe y esperanza renovada.
¿Qué sucede entre el humo blanco y el anuncio?
Desde el momento en que se ve la fumata blanca hasta que se proclama el Habemus Papam, pasan entre 30 y 45 minutos. En ese tiempo, el Papa electo acepta su designación, elige su nuevo nombre y se prepara para presentarse ante el mundo.
Un momento que une a creyentes de todo el planeta
El Habemus Papam no es solo una formalidad: es un símbolo de unidad global para los más de mil millones de católicos que siguen este momento con devoción, ya sea en la Plaza de San Pedro, frente a una pantalla o en oración.
El mundo fue testigo hoy de un momento histórico que se repetirá por generaciones: Habemus Papam. Una frase corta, pero llena de poder, que marca el inicio de una nueva era en el Vaticano y en la historia de la Iglesia Católica.