¿Qué es el síndrome de Doña Florinda? Experto compara trastorno con el personaje de El Chavo del 8

Más allá de la ficción, el 'Síndrome de Doña Florinda' podría tratarse de un trastorno real. Aquí te decimos de cuál se trata.

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México.- Entre la nostalgia y la controversia que ha despertado la serie sobre la vida de Chespirito, surge ahora una mirada psicológica que pone en el centro a uno de sus personajes más icónicos: Doña Florinda. 

Un escritor sociólogo ha comparado su comportamiento con un patrón psicológico que muchas personas podrían estar replicando sin saberlo. ¿Existe realmente un “síndrome de Doña Florinda”? Aquí te lo explicamos.

Doña Florinda: El Personaje Detrás del "Síndrome"

Doña Florinda, con su icónico peinado y su frase "¡Vámonos, Quico, no te juntes con esta chusma!", es el personaje perfecto para ilustrar un patrón de amargura. 

Su constante enojo, el sentimiento de superioridad y su desprecio hacia otros (especialmente Don Ramón), reflejan actitudes reales que un escritor argentino ha explorado, sirviendo como una divertida pero clara referencia.

Doña Florinda

¿Qué es el síndrome de Doña Florinda?

Para Rafel Ton, un escritor argentino, el "Síndrome de Doña Florinda" es un concepto acuñado por el mismo autor en 2012 y publicado en su libro en 2015, que describe un tipo de persona con una visión elitista y quejumbrosa de la sociedad. 

Para una entrevista con el podcast 'Hudson... Tenemos un problema” del canal de YouTube La UNE, Rafel Ton explica que las personas que padecen el síndrome de Doña Florinda se sienten superiores que las personas de su alrededor porque tienen un poco más que el resto, se quejan, son despectivos y reniegan por todo.

“Se fabrica un auto púlpito, una cuestión de creerse un poco más que el resto porque tiene un poquito más de plata; pertenece a la clase trabajadora, pero es esa parte de la clase media que está un poquito más acomodada que el resto”, explicó. 

No obstante, algunos expertos en psicología consideran que la propuesta de Rafael Ton podría estar relacionada con el síndrome de Hubris, un complejo desmedido de ego, arrogancia y narcisismo.

Rafael Ton

¿Qué es el síndrome de Hubris? 

El portal “Psicología y Mente” define el síndrome de Hubris como una desmesura de la arrogancia o del orgullo y el cuál fue descrito por el expolítico David Owen y el psiquiatra Jonathan Davidson.

Las características de este síndrome se basan en: 

  • Excesiva autoconfianza 
  • Comportamientos impulsivos 
  • Desprecio por las opiniones ajenas
  • Búsqueda Constante de Admiración y Gloria
  • Aislamiento progresivo de la gente común
  • Falta de empatía
  • Paranoia
síndrome de Hubris | Canva

¿Qué causa la amargura constante?

La amargura constante rara vez surge de la nada. Según los expertos en salud mental, esta puede ser el resultado de diversas experiencias y factores:

  • Decepciones y traumas no procesados: Experiencias dolorosas, fracasos o traiciones que no se gestionaron emocionalmente y se convirtieron en resentimiento.
  • Expectativas no cumplidas: Una brecha constante entre la realidad y lo que la persona cree que "debería ser" su vida o su estatus.
  • Inseguridad y baja autoestima: A veces, la crítica hacia otros es una proyección de sus propias inseguridades.
  • Falta de herramientas emocionales: No saber cómo manejar la frustración, el enojo o la tristeza de manera constructiva.
  • Estilo de vida insatisfactorio: Un trabajo que no les gusta, relaciones conflictivas o la ausencia de propósito pueden alimentar este estado.
Baja autoestima | Canva

¿Cómo Abordar o Superar el "Síndrome de Doña Florinda"?

Para evitar caer en este patrón, el autor sugiere algo importante: necesitamos una reeducación en la forma en que nos relacionamos. Rafael Ton, destaca que la clave está en fomentar la empatía y la humildad, no la superioridad.

  • Practicar la gratitud: Enfocarse en lo positivo de la vida, incluso en las pequeñas cosas, puede cambiar la perspectiva.
  • Desarrollar la empatía: Intentar entender los puntos de vista de los demás y sus circunstancias.
  • Trabajar en la autocompasión: Ser menos duro consigo mismo y aceptar las imperfecciones.
  • Rodearse de un entorno positivo: Limitar el contacto con personas que alimenten la negatividad y buscar aquellas que aporten bienestar.
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