Monterrey.- En 2024 la Casa de Aramberri, ubicada en el primer cuadro de la ciudad de Monterrey, se convirtió en uno de los lugares más comentados en redes sociales debido a que se estrenaba como restaurante.
El sitio ofrecía hamburguesas que iban desde los $150 hasta los $210 pesos. También vendían tacos cuyos precios oscilaban entre $150 y $185 pesos.
Aunque parecía que todo marchaba bien, las cosas cambiaron y al poco tiempo dejó de funcionar como restaurante.
Luego el pasado mes de julio de este 2025 se dio a conocer que la emblemática y embrujada casa ofrecía recorridos guiados por 199 pesos por persona.
En su momento se dio a conocer que el recorrido tenía una duración de aproximadamente 45 minutos y permitía explorar las habitaciones y pasillos del inmueble.
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Ahora, el lugar suma una nueva faceta: Se renta para las próximas fiestas de Halloween.
En una lona publicada afuera de la casa se puede leer: "Haz tu fiesta de Halloween o evento. Vive la experiencia la casa Aramberri".
Ahí comparten un número de teléfono para aquellos que estén interesados en rentarla.
La historia de la Casa de Aramberri
La Casa de Aramberri, ubicada en el centro de Monterrey, Nuevo León, es uno de los lugares más conocidos por su historia trágica y las leyendas que la rodean.
Contexto histórico: Fue construida a mediados del siglo XIX y perteneció a la familia de un acaudalado militar de apellido Aramberri. En aquel tiempo, Monterrey estaba en proceso de crecimiento y esta casa formaba parte de la zona residencial de élite.
La tragedia
En 1933 ocurrió un crimen que marcó la casa para siempre. Dos jóvenes, las hermanas Delfina y María de Jesús Aramberri, fueron brutalmente asesinadas dentro de la propiedad. El caso causó gran conmoción porque las víctimas pertenecían a una familia de prestigio.
Los principales sospechosos fueron algunos sirvientes de la casa, acusados de tortura y homicidio, pero las versiones nunca quedaron del todo claras.
Leyendas y mitos
A partir de este hecho, la Casa de Aramberri ganó fama de ser un lugar embrujado. Vecinos y visitantes aseguraban escuchar gritos, lamentos y ver apariciones femeninas en las ventanas. El sitio quedó abandonado por años, lo que reforzó aún más su reputación como “casa maldita”.