Monterrey.- Ver que su hijo se estaba yendo por el mal camino, que era integrante de pandillas y podría caer en las garras de la drogadicción, provocó que José Ángel Valladares lo llevara al Centro Deportivo y Recreativo de Ciudad Guadalupe (CEDEREG) con la idea de que realizara algún deporte, sin imaginar que esto iba a cambiar el entorno total de la familia.
Ese joven era Daniel “Cejitas” Valladares, un chico que se refugió en el boxeo para superar ese momento, pero fue tanta su pasión por este deporte, que con los años se convirtió en campeón mundial.
Hoy, a poco más de 15 años de aquel momento en que su padre lo llevó al gimnasio, Valladares luce tranquilo, su día inicia a las 6 de la mañana, pues debe correr entre 8 y 10 kilómetros, para culminar que dos horas en el gimnasio, todo con la idea de mantenerse en la elite mundial.
“Empecé a los 13 años en el box y fue por estar en pandillas, en drogas, en malos hábitos, empecé a desviarme en ese aspecto, a juntarme con gente que no debía y mi papá me estiró las orejas y me guío por el buen camino”, recuerda el de la Nueva Aurora, de Guadalupe.
“Él es mi mano derecha, el que siempre ha estado conmigo, hasta la fecha lo está, es quien me acompaña y trae en los pesajes, así que siento que le debo todo a él, porque me inculcó todo esto”.
Valladares vivió sus primeros años en la colonia Nueva Aurora, pero la mayor parte de su infancia y el inicio de la adolescencia lo tuvo en la colonia Tierra Propia, en Guadalupe. En el box pronto empezó a figurar y se hizo parte de la Selección de Nuevo León en Box y luego arrancó su carrera.
“Uno tenía sueños, pero yo no soñaba con ser campeón mundial, yo soñaba con salir en la televisión”, recuerda el regio.
“Soñaba con eso y así fue, sueño tras sueño, con metas a corto plazo y creo que gracias a eso hemos llegado a ser campeones mundiales, y ahora tengo más metas y más sueños”.
La primera oportunidad de ser campeón del mundo llegó hace cuatro años, en el 2019, que empató con el filipino Pedro Tadurán, por un corte tuvieron que suspender la pelea y decretaron empate.
“Nos fuimos tristes por el empate, pero nos vuelven a dar la oportunidad después de dos años y logramos coronarnos, eso fue en 2021 en San Nicolás. Defendí una vez (el cinturón) pero fue un empate por un choque de cabezas, en el que me reventaron el tímpano, pero viene la revancha”.
Al principio peleaba por el honor del barrio, pero eso ha cambiado con el paso del tiempo, esto sin que signifique que olvide sus orígenes, porque sabe bien de dónde viene.
“El barrio siempre lo he llevado, sé de dónde vengo y a dónde quiero ir, pero ahorita la verdad yo veo más por mi familia, lucho por mi familia, tengo dos hijos, Missael de 7 años, y Romina, de 2 años y uno que viene en camino. Hoy tengo otras motivaciones, otras motivaciones que el barrio, mi inspiración es mi familia”.