Barcelona.- Un día como hoy, 5 de julio de 1982, se vivió uno de los mejores partidos en la historia del deporte, Brasil vs Italia, encuentro que pasó a la posteridad como “El día que murió el futbol”.
En el Estadio de Sarrià, España frente a más de 44 mil aficionados, las dos potencias futbolísticas se enfrentaron en el último partido de la segunda ronda de grupos en la Copa del Mundo. Solo una selección podía pasar a la siguiente ronda y como pocas veces se ha visto, la suerte fue para los europeos.
Un hat trick del delantero Paolo Rossi, que regresó al futbol tras cumplir una inhabilitación de dos años por el escándalo del ‘Totonero’, dio a Italia el triunfo por 3-2 sobre la mágica Brasil de Zico, Sócrates y Falcao.
La tensión se sentía en el graderío español, como un recuerdo del fantasma de la Final de México 70, en la que los sudamericanos se impusieron 4-1 en el último partido que Pelé jugó en la Copa del Mundo.
Siendo uno de los ‘clásicos’ de selecciones más importantes en el futbol y como la historia ha probado varias veces, Brasil era favorita, no solo para este choque, sino para reclamar un nuevo campeonato.
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No obstante, un ordenado equipo italiano con Dino Zoff en el arco, la defensa de Claudio Gentile y Getano Scirea, el sacrificio de Marco Tardelli, la magia de Giancarlo Antognoni y los goles de Paolo Rossi, se encargó de acabar con el sueño de la verde amarella y poner fin a un estilo de juego más vistoso, pero menos efectivo.
El partido es conocido como ‘El día que murió el futbol’ ya que, las crónicas de la época así lo expresaron, luego que el ‘futbol arte’ de los brasileños no pudo con el clásico catenaccio italiano.
Italia pasó a semifinales, donde derrotó a Polonia gracias a un doblete de Rossi y en la Final, derrotó 3-1 a Alemania, en un partido que reafirmó la supremacía de los transalpinos sobre los germanos.
Los goles del partido fueron de Paolo Rossi, Alessandro Altobelli y Marco Tardelli, autor de una de las celebraciones más recordadas en la historia de los mundiales. El tanto alemán fue obra de Paul Breitner.
Se suele comentar que, es partir de este partido que a finales de 1980 y principios de 1990, predominó el futbol más defensivo, que alcanzó su cúspide en el Mundial de Italia, la copa con peor promedio de anotaciones en la historia.