Madrid.- Lo que parecía un regalo el día que se cumplía un año del Real Madrid sin perder en LaLiga en el partido 300 de Carlo Ancelotti, lo sintió tan sentenciado el conjunto madridista que la relajación previa al derbi del Metropolitano, estuvo a punto de costarle cara. Los goles postreros de Protesoni y Kike García desataron un inesperado ataque de nervios en el Bernabéu.
Todos, incluido Ancelotti, que sacó al campo a Jesús Vallejo y a punto estuvo de premiar a un canterano, sintieron que por primera vez en la temporada el Real Madrid sentenciaba un partido en el primer acto. Guardó fuerzas para un derbi que ya encara con dos días más de descanso que el Atlético de Madrid. En su mejor momento del curso con cinco triunfos consecutivos, dejando en el olvido un arranque irregular. Mejorando sensaciones en cuanto sus estrellas adquieren un buen tono físico, manteniendo una pegada que, al fin, salió a relucir desde el inicio.
Exactamente en el segundo 55, el tanto más veloz de la actual Liga, con un protagonista inesperado. Lo inventó Vinícius, más afinado en el uno contra uno, desequilibrando en la izquierda y sirviendo el pase de gol a la llegada con todo desde atrás de Lucas Vázquez. Titular ante la ausencia de Carvajal, aprovechando la oportunidad con un zurdazo a la red.
Siempre tendrá más consecuencias positivas que negativas un tanto tempranero, pero lo cierto es que un Real Madrid sin rotaciones ofensivas sintió cumplida la petición de Ancelotti de marcar en la primera parte (hasta hoy 17 de 18 goles fueron en las segundas), y cayó en un estado de relajación. Por momentos hasta conformismo, consciente de que su superioridad le da goles cuando aparece el cansancio en el rival.
Se asoció a lo que pareció un sentir de que no era su partido para el Alavés. Se pudo intuir de una alineación con rotaciones, con vistas a la cita importante del fin de semana, su duelo directo ante el Getafe, y aumentado por un gol en los primeros compases que derrumba cualquier plan de Luis García Plaza.
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Hubo un cierto orgullo inicial, al sentir todo en contra, que se fue apagando hasta un final sorprendente, repleto de garra. Rüdiger salvaba un centro peligroso, Courtois detenía abajo el disparo raso de Conechny y el Real Madrid se perdió por momentos entre protestas al colegiado. Fede Valverde y Vinícius aumentaron a cinco cartulinas en los dos últimos encuentros, las vistas por hablar y realizar gestos.
En la relajación colectiva asoman jugadores que siempre quieren más. Ahí aparece la lucha incesante de Fede, que brilla en la demarcación en la que le sitúe Ancelotti, y el hambre goleador de Mbappé. El Alavés navegaba entre la duda de mantener defensa de cuatro o de cinco y la movilidad del tridente madridista descolocó a sus rivales.
A Kylian le anularon el primero, tras una bonita conexión de primeras entre Bellingham, Vinícius y el remate del francés. Y se desquitó a cinco minutos del descanso inventando la acción de la sentencia. Arrancó encontrando con un taconazo a Jude, recibió de vuelta el pase y definió con la tranquilidad que le faltaba, cambiando de dirección con un toque en carrera y engañando con el cuerpo a Sivera. Su quinto gol en LaLiga en siete jornadas.
Nadie tenía dudas en el Santiago Bernabéu que la segunda parte carecía de historia. Y todos estaban equivocados. Hubo tiempo hasta de complacer la petición de la afición, que pidió con tanta insistencia la entrada al campo de Jesús Vallejo, que la concedió Ancelotti. Por entonces ya ganaba 3-0 el Real Madrid porque Rodrygo se había sumado a la fiesta con una gran acción individual.
Explosividad del brasileño en carrera y potencia en el disparo que se coló entre las piernas de Sivera. Una ovación que necesitaba un futbolista que fue generoso cuando pudo firmar el doblete y eligió que Vinícius se sumase al festival goleador. Recortó de derecha y tardó en armar el disparo de zurda para quedarse con la miel en los labios.
Llegaron los cambios de Ancelotti y el Real Madrid se desplomó sin Fede Valverde. Especuló en exceso pese a las ganas de Endrick, hoy sin la titularidad prometida públicamente por su entrenador pero con más minutos. Siempre con la portería en su mente, estrelló en la cruceta un disparo que desvió Pica.
Y cuando se intuía el cuarto, Rebbach avisó del cambio de guion. Estrelló en la cara interna del poste un derechazo que fue un aviso. Aunque nadie seguía sin verlo. Tampoco Ancelotti, que concedió lo que pedía la grada y sacó a Vallejo para que quedase demostrado que no está para jugar en el Real Madrid.
Primero un fallo grave de Lucas Vázquez lo mandó a la red con un gran disparo Protesoni en el 85 y tan solo dos minutos después, la mala marca de Vallejo al pase picado de Protesoni, la aprovechó Kike García para cruzar su disparo a la red. Nadie daba crédito a lo que estaba pasando. Courtois menos. En pleno nerviosismo, Endrick pudo sentenciar a la carrera, pero se topó con Sivera y el renacido Alavés lo buscó hasta el último segundo del añadido, pero 'murió' con un cabezazo cerca del poste de Conechny. Ancelotti aprendió una lección en un día de celebración.