Lucha Karlita contra fibrosis quística y recauda fondos para su tratamiento

Desde los ocho años, Karla Rodríguez sufre enfermedad genética crónica y progresiva.

Créditos: Especial
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Monterrey.-  A sus 16 años, Karla Ximena Rodríguez Leos, conocida cariñosamente como “Karlita”, enfrenta cada día el reto de vivir con fibrosis quística, una enfermedad genética crónica y progresiva que desde los ocho años ha marcado su vida.

La condición afecta principalmente los pulmones y el sistema digestivo, provocando acumulación de moco espeso que dificulta la respiración y provoca frecuentes infecciones.

El desgaste físico que ha sufrido ha sido enorme, al grado de obligarla a abandonar la escuela y reducir drásticamente sus actividades cotidianas.

En su caso, el pulmón derecho ha sufrido daños considerables y su oxigenación llegó a niveles tan bajos que caminar unos metros o incluso comer se convirtió en un reto imposible.

Durante meses permaneció en cama, sin energía, con un peso reducido y una sensación de ahogo constante. Pero en medio de esa lucha, llegó una esperanza: el medicamento Trikafta.

Este tratamiento, avalado en otros países, pero aún inaccesible para la mayoría en México, ha demostrado mejorar la calidad de vida de pacientes con fibrosis quística. Desde que comenzó a tomarlo, Karlita ha experimentado un cambio significativo.

Ahora puede levantarse, caminar y volver a comer con apetito. Recuperó la fuerza en sus pasos y la sonrisa en su rostro. Sin embargo, esta mejoría tiene un precio muy alto: alrededor de 300 mil pesos por el suministro necesario.

Para una familia de ingresos modestos, esa cifra representa una montaña casi imposible de escalar. Por eso, cada apoyo cuenta.

El viernes pasado, Karlita y su familia decidieron llevar su causa a un lugar muy especial para ella: el Estadio Universitario, casa de los Tigres.

Fanática ferviente del equipo, con el lema “un Tigre no deja solo a otro Tigre” en mente, llegó junto a su mamá, su hermana y amigos tres horas antes del inicio del partido.

Con botes, carteles y camisetas auriazules, se colocaron afuera de las puertas del estadio para solicitar el apoyo de la afición. El ambiente previo al partido, lleno de cánticos, tambores y banderas, se convirtió en el escenario perfecto para su esfuerzo.

Afuera del estadio, los aficionados no sólo aportaban monedas y billetes; también se detenían a escuchar su historia, preguntar por su salud y tomarse fotos con ella.

Algunos le dedicaron palabras de aliento, otros le prometieron difundir su causa en redes sociales para alcanzar a más personas dispuestas a ayudar. Para Karlita, estar ahí no fue sólo un acto de recaudación, sino una recarga emocional.

“Me siento muy feliz de que mi familia nunca me deja sola y siempre está conmigo. Estar aquí me motiva mucho”, expresó con una sonrisa, mientras su hermana destacaba su fortaleza.

“Ella es muy fuerte, y estoy segura de que cualquier cosa que se proponga, la va a lograr”, dijo con orgullo.

La familia de Karlita ha buscado recursos de todas las formas posibles: rifas, ventas de comida, donaciones en su iglesia, y ahora este boteo masivo en el estadio.

Aun así, el reto sigue siendo enorme, pues el tratamiento no es único, sino continuo, y requiere un gasto mensual que no pueden cubrir sin ayuda externa.

Por ello, su llamado no se limita a un solo día: busca que la sociedad se sensibilice y apoye de forma constante. La fibrosis quística, causada por mutaciones en el gen CFTR, provoca obstrucción en los conductos de órganos vitales.

Sus síntomas incluyen tos persistente con flema espesa, infecciones respiratorias recurrentes, dificultad para respirar y problemas digestivos. Sin tratamiento, la expectativa de vida se reduce drásticamente.

El Trikafta, por su parte, ha sido un avance médico crucial, ya que mejora la función pulmonar y la calidad de vida, pero su alto costo lo vuelve inaccesible para la mayoría de los pacientes en México.

Organizaciones y familias con casos similares han exigido a la Cofepris que avale el uso de Trikafta en el país y que se incluya en el cuadro básico de medicamentos del sector salud. Mientras tanto, pacientes como Karlita dependen de la solidaridad ciudadana para acceder a él.

Cada día sin el medicamento es un retroceso, por lo que la continuidad del tratamiento es vital para mantener su mejoría.

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