Los Ángeles.- Los miembros de la familia de Erik y Lyle Menéndez, los hermanos que cumplen cadena perpetua por matar a sus padres en Beverly Hills hace más de 35 años, pidieron este miércoles a la Fiscalía de Los Ángeles que considere liberarlos, tras las nuevas evidencias que salieron a la luz en el caso.
Los hermanos fueron condenados en 1996 a cadena perpetua por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en un controvertido caso en el que los jóvenes denunciaron haber sufrido abusos sexuales por su padre.
"No tenía idea de la magnitud del abuso que sufrieron a manos de mi cuñado. Ninguno de nosotros lo sabía", dijo con la voz entrecortada Joan Andersen VanderMolen, hermana de Kitty Menéndez, en una conferencia de prensa en Los Ángeles donde atendieron más de 20 miembros de la familia.
La mujer calificó de “trágica” la muerte de la pareja, pero advirtió que ahora se sabe que el abuso “tiene efectos duraderos y que las víctimas de trauma a veces actúan de maneras que son muy difíciles de entender".
Agregó que en el momento del juicio “el mundo entero no estaba preparado para escuchar que los chicos podían ser violados … y hoy sabemos más".
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Por su parte, Ana Maria Baralt, prima de Erik y Lyle y vocera de la familia, señaló que "si el caso se hubiera escuchado hoy, con la comprensión que tenemos ahora sobre el abuso y el trastorno de estrés postraumático, no tengo ninguna duda de que la sentencia habría sido muy diferente".
Mark Geragos, abogado de los hermanos, considera que los hermanos deben ser liberados tras las nuevas pruebas presentadas en el caso a la oficina del fiscal de Los Ángeles, George Gascón.
Entre las nuevas pruebas se encuentra "una carta que supuestamente fue enviada por uno de los hermanos a otro miembro de la familia confesando que él era víctima de abusos", mucho antes del asesinato.
A esto se suma las declaraciones de un integrante del famoso grupo Menudo, que asegura que José Menéndez abusó de él en una visita a su casa.
A inicios de mes, Gascón dijo que si bien la Fiscalía sostiene que los hermanos cometieron los asesinatos, considera revisar estas pruebas y tomar una decisión sobre si es necesaria una nueva sentencia.
Tras el crimen, ocurrido en la tarde del 20 de agosto de 1989 en su casa, ubicada en un lujoso barrio de Beverly Hills, con unas escopetas que habían comprado días antes del ataque, los hermanos afirmaron a las autoridades que encontraron los cuerpos sin vida de sus padres tras haber pasado la tarde fuera de casa.
El caso cobró especial relevancia cuando los hermanos comenzaron a seguir una vida de lujos y excesos tras acceder a la fortuna de su padre, lo que levantó las sospechas de las autoridades.
Poco después, la novia del psicólogo de Erik advirtió a la Policía de la existencia de sesiones grabadas en las que admitía y discutía su culpabilidad.
Si bien la Fiscalía argumentó que buscaban heredar la fortuna familiar, los hermanos afirmaron, y a día de hoy sostienen, que sus acciones se debieron a una vida de abuso físico emocional y sexual por parte de su padre.
El abogado de los hermanos, Mark Geragos, también destacó hoy que durante su tiempo en prisión los hermanos crearon programas para asesorar y guiar a otros reclusos, y fueron parte de la primera clase de 22 prisioneros que obtuvieron su título universitario mientras estaban encarcelados.
La familia también abrió un sitio en internet para buscar apoyo del público en la liberación de los dos hermanos, de raíces cubanas.