Liverpool.- El Everton hurgó en la herida que no consigue sanar el Chelsea y cerró su semana mágica con su tercera victoria en siete días (2-0), cimentada en los tantos de Abdoulayé Doucouré y Lewis Dobbin y en el gran desempeño de sus defensas Mykolenko, Tarkowski y Brantwaite, impenetrables en las intentonas del conjunto de Mauricio Pochettino.
Al Everton le han bastado tres partidos para recuperar casi todos los puntos que perdió con una sanción que de golpe y porrazo les colocó en la pelea por no descender. En siete días ha ganado al Nottingham Forest (0-1), al Newcastle (3-0) y, este domingo, al Chelsea. Ya está cuatro puntos por encima de las posiciones de descenso y ha conseguido mantener la crisis en el cuadro londinenses.
Ahora le esperará una semana complicada a Pochettino, que antes del duelo estaba a ocho puntos de la sexta y última plaza con acceso a los puestos europeos. El Chelsea no podía permitirse darse el lujo de pinchar esta jornada y menos con la plantilla tan larga y con una inversión tan millonaria que tiene.
Pero sin duda, el impulso del Everton en las últimas fechas convirtieron el choque en un peligro para el Chelsea, con una crisis de resultados incrustados de forma sempiterna. El equipo de Pochettino no gana para disgustos, cada encuentro es una montaña rusa en la que no sabe qué va a ocurrir. No hay red de seguridad en el conjunto londinense, que además sigue con su lista interminable de bajas. Hasta nueve jugadores tenía en la enfermería esta jornada.
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Pochettino sufrió otra ausencia a la media hora de iniciado el choque. Lesionado, tuvo que salir del terreno de juego James. Entró Colwill, que obligo a Cucurella a jugar en el lateral derecho a pierna cambiada. Después de iría Robert Sánchez, casi al final, también directo a la enfermería. El Everton tampoco se libró de la carga de partidos con jornada entre semanal. También perdió en la primera parte a Asley Younh, que dejó su hueco a Patterson en defensa.
Así fue el primer tiempo, con más incidentes que ocasiones y fútbol. La intensidad que imprimió el Chelsea no se tradujo en nada, apenas en un zapatazo de Cole Palmer desde fuera del área que obligó a Jordan Pickford a emplearse a fondo con una estirada imposible que salvó el tanto del conjunto londinense.
Fue la única gran ocasión de un equipo que apenas concedió un disparo de Jack Harrison, que lo intentó con una volea que se marchó cerca del palo izquierdo de la portería defendida por Robert Sánchez. Ambas fueron las únicas ocasiones de un duelo que se decidiría en el segundo acto.
El Everton salió de los vestuarios mucho más enchufado y avisó pronto, a los cinco minutos, con un intento de Dwight McNeil que obligó a Robert Sánchez a sacar una mano casi imposible para despejar la pelota a córner. Fue el aperitivo de lo que vendría después, el tanto de Abdoulayé Doucouré, que no falló tras recoger un rebote a una intervención de Robert Sánchez ante un mano a mano con Harrison.
Doucouré abrió el marcador con algo más de media hora de tiempo para el final del partido. El Chelsea aún podía arreglar otro desaguisado. Había minutos por delante y se lanzó a por todas con Palmer, el más insistente e inspirado, como jefe de operaciones.
Sin embargo, emergieron las figuras de Mykolenko, Tarkowski y Brantwaite, que se convirtieron en gigantes para dirigir la defensa del Everton con acierto. Los tres jugadores del club de Liverpool convirtieron la línea defensiva en una muralla casi impenetrable para el Chelsea, que acabó desesperado con asedios carentes de buenas finalizaciones.
Los minutos fueron pasando sin noticias para el Chelsea, que hincó definitivamente la rodilla en el tiempo añadido. Lewis Dobbin, en el 92, marcó su primer gol en la Premier League tras rematar un rebote a la salida de un córner. Ahí se acabó cualquier tipo de esperanza para el equipo de Pochettino, que sigue sin rumbo y en caída libre. Todo lo contrario que el Everton, que cerró una semana eufórica en la que recuperó de una tacada casi todos los puntos con los que fue sancionado.