Turquía.- Miles de aficionados al futbol se unieron a las protestas en contra del Gobierno de Turquía, por una aparente mala gestión y respuesta inadecuada para atender los desastres que causaron los terremotos que sacudieron el sureste del país, provocando la muerte de 44 mil personas.
Las enfadadas reacciones de los aficionados, que el fin de semana corearon consignas antigubernamentales y pidieron la dimisión del Ejecutivo del presidente, Recep Tayyip Erdogan, se convirtieron este lunes en el asunto más comentado en los medios de comunicación locales.
Los aficionados del Fenerbahçe desencadenaron las protestas el sábado en el estadio Surku Saracoglu, durante el partido que ganaron por 4-0 al Konyaspor, al grito de "¡Mentiras, mentiras, mentiras, trampas, trampas!¡Han pasado 20 años, dimisión!".
Eslóganes similares se oyeron al día siguiente, cuando los hinchas que llenaron el domingo por la tarde el estadio del Besiktas se sumaban a las protestas coreando "¡Gobierno, dimisión!".
Por otra parte, en el minuto 4'17'' del juego lanzaron a la cancha miles de muñecos de peluches, en memoria de los niños víctimas de los terremotos del 6 de febrero, que serán entregados a menores afectos por el sismo.
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El partido se detuvo durante varios minutos para recoger los juguetes y enviarlos a la amplia región afectada por los fuertes temblores de la tierra, que abarca 11 provincias del sureste de Turquía. Los seísmos también asolaron el norte de Siria.
Poco después, el partido nacionalista MHP, aliado del gobernante e islamista AKP de Erdogan, anunciaba que su presidente, Devlet Bahceli, que se había dado de baja como socio del club Besiktas en reacción a las manifestaciones de los aficionados.
Por su parte, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, dijo que se estaba intentando hacer política en los estadios mientras en las zonas afectadas por los seísmos continuaban los trabajos posteriores al terremoto y advirtió: "Que no interrumpan nuestro trabajo. ... Nadie debe pelearse por la seguridad de Turquía".
Algunos de los seguidores del Besiktas que habían pedido la dimisión de Erdogan y su Gobierno fueron detenidos por la policía en el mismo estadio.
La sensación de que hasta ahora ha sido ineficaz la respuesta de las autoridades gobernantes a las consecuencias del siniestro -considerado la peor catástrofe humanitaria que vive la región en más de un siglo- ha desatado mucho enfado entre la población.