Ámsterdam.- La justicia de Países Bajos condenó al futbolista Quincy Promes a un año y medio de prisión por apuñalar y lesionar a su primo en una fiesta familiar en 2020.
El tribunal de Ámsterdam consideró a Promes como el responsable de apuñalar en la rodilla a su familiar al final de una fiesta, esto con base en declaraciones de testigos, conversaciones de WhatsApp y llamadas de teléfono interceptadas.
Un juez confirmó que no se puede demostrar que hubo premeditación o que intentó deliberadamente asesinar a la víctima, aunque algunas conversaciones interceptadas muestran que el sospechoso dijo, entre otras cosas, que la víctima tuvo “suerte’” y que en realidad debía haberse dirigido a su cuello.
“El contexto en el que se hicieron estas declaraciones, es decir, con posterioridad y en conversaciones telefónicas emotivas y personales, hace que el tribunal considere que por sí solas son insuficientes para establecer que el sospechoso tenía un plan premeditado para matar a la víctima. Las declaraciones tampoco son suficientemente específicas”, subrayó la Corte.
La pena mínima por herir intencionalmente a otra persona con un arma es de prisión incondicional de un año, pero el tribunal tuvo en cuenta que el sospechoso es un futbolista profesional y un neerlandés conocido, y por lo tanto tiene una función ejemplar, y también le tuvo en cuenta que no asumiera ninguna responsabilidad por su acto.
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Promes, procesado por importar mil 300 kilos de cocaína
El futbolista Quincy Promes, ex jugador de Sevilla y actual elemento del Spartak de Moscú, está siendo procesado en Países Bajos por la presunta importación de mil 300 kilogramos de cocaína interceptados en el puerto de Amberes, Bélgica.
Se trata de dos cargamentos de cocaína, uno de unos 650 kilos y otro de 713 kilos, que fueron asegurados por las autoridades hace más de tres años, una operación de narcotráfico en la que la fiscalía neerlandesa implica al jugador como sospechoso de tráfico de drogas y participación en una organización criminal.
El Ajax, equipo para el que jugaba el internacional neerlandés cuando fue detenido en 2020, lo vendió dos meses después al Spartak de Moscú por 8.5 millones de euros (más variables), casi la mitad de los 15.7 que pagó al Sevilla.