Monterrey.- El Estadio BBVA vivió una noche llena de emociones que terminó en un desenlace amargo para los Rayados. Monterrey empató 1-1 en la Final de Vuelta del Apertura 2024, pero el marcador global de 3-2 favoreció al América, que celebró el tricampeonato en territorio regiomontano.
La ilusión comenzó horas antes del partido con un espectacular recibimiento al equipo. Los cánticos, banderas y bengalas llenaron el ambiente, mientras la afición confiaba en una remontada épica. Sin embargo, en un pestañeo, un gol tempranero del América silenció al estadio y llenó de incertidumbre a los seguidores albiazules.
El gol de Johan Rojas al 80’ devolvió la esperanza y la pasión en las gradas. Con cada ataque que pareció el último, los cánticos para el Monterrey crecieron y soñaron con una remontada que nunca llegó. El pitazo final marcó otra derrota dolorosa en casa con rostros de tristeza entre los aficionados.
Fuera del estadio, las emociones fueron evidentes. Desde niños que lloraron hasta adultos que los consolaron, la derrota pesó en cada seguidor. Mientras tanto, la afición americanista festejó a un costado, con algunos aficionados albiazules que observaron en silencio la alegría que deseaban para ellos.
A pesar de la derrota, el ambiente fue respetuoso entre ambas aficiones. No hubo conatos de bronca, y los seguidores de Rayados permanecieron en las gradas para ovacionar al equipo en la derrota.
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Monterrey se fue con las manos vacías, pero su afición demostró que incluso en la tristeza, su fidelidad es intocable. El contraste entre la alegría americanista y la melancolía rayada dejó una imagen imborrable de una Final que marcó historia en la Liga MX, algo que pasó en el Gigante de Acero.