Roma.- El Inter, atascado en todas las fases, incapaz en ataque y permisible en defensa, rescató este domingo sobre la bocina un agónico empate ante el Monza (1-0) justo antes de reencontrarse con el Manchester City en la Liga de Campeones, con el recuerdo aún reciente de la final perdida en 2023.
Para el Inter, la próxima semana es una de esas señaladas en el calendario. Primero el City, en Manchester, con sed de venganza y confirmado como equipo campeón en Italia, seguridad que no tenía cuando disputó la final. Y en la próxima jornada el Milan, todo un 'Derby della Madonnina'.
El duelo ante el Monza, salvando las distancias, fue casi otro derbi. Y no solo porque las ciudades estén a apenas 30 kilómetros, sino por ser el equipo que llevó a la máxima categoría Silvio Berlusconi, histórico presidente y propietario del Milan. Adriano Galliani, su mano derecha, también en el Milan, ocupa desde su fallecimiento la butaca de 'Il Cavaliere', mote que recibía Berlusconi.
También porque ahora el entrenador es el mítico Alessandro Nesta, histórico defensa del club 'rossonero'. Demasiados alicientes como para encarar el partido sin echar la vista al pasada y a una rivalidad adquirida.
Lo cierto es que el Monza planteó el mejor partido posible contra un equipo como el Inter, al que le gusta moverse en el caos del resto. Fue un equipo ordenado, junto, disciplinado. Y eso impidió al Inter correr a gusto, le impidió esa creatividad en el centro del campo que tanto echó en falta durante el encuentro.
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Tanto que no generó demasiado peligro durante todo el encuentro. Fue, de hecho, el Monza el que se adelantó en el marcador. Un gol en el 81 que pareció sentenciar el partido. Un testarazo de Danny Motta directo a la escuadra, ganando en el salto a Benjamin Pavard. Un gran gol para lo que parecía una gran victoria.
Pero ante este Inter no existen los 'casis'. Hay que cerrar el partido porque mientras haya posibilidad, hay peligro. Y con una jugada relámpago, con esas clásicas del equipo que dirige Simone Inzaghi, llegó el empate en el 88. Construida por dos suplentes, elaborada por dos carrileros, un movimiento muy repetido desde hace años por esta plantilla.
De izquierda a derecha. De Carlos Augusto a Dumfries, que empujó el balón para superar a Turati, el meta aficionado confeso del Inter, visto más de una vez hace años en las gradas de San Siro animando a los que hoy son sus rivales.
Consiguió el Inter un empate sufrido sobre la bocina para mantenerse arriba. Se queda segundo, superado solo por el Napoli, que lleva 3 victorias y 1 derrota. Superado el 'mini derbi', los 'nerazzurri' ya piensan en su venganza, en el City. Y justo después, en el Milan.