Monterrey.- Rayados puso fin a su semana de “accidentes” y dejó atrás la mala racha con una victoria 1-0 contra Santos Laguna que devuelve el aliento a los albiazules.
Sin Sergio Canales, por su operación repentina, parecía que la responsabilidad recaería en Anthony Martial, que fue titular por primera vez, pero solo Lucas Ocampos se atrevió a usar el sombrero del mago, para ganar el partido con su quinta anotación del torneo, en el 'Gigante de Acero'.
El extremo argentino fue de los más insistentes y su entrega tuvo frutos en el minuto 35, con un certero remate de cabeza a centro de Gerardo Arteaga, que dejó sin oportunidades a Carlos Acevedo.
Monterrey mereció ganar por un marcador más abultado y el jugador que estuvo más cerca de conseguir anotar otro tanto fue Germán Berterame, que reventó el poste en el segundo tiempo.
Anthony Martial vivió su primera titularidad en la Liga MX, en la que intentó con sacrificio lo que no pudo con futbol, quedándose lejos de macar goles, algo que sí hizo Sergio Ramos, pero sus dos tantos fueron anulados.
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Santos puso poca resistencia y menos generación ofensiva, pero el partido que debió definirse con goleada acabó en un marcador mínimo, que permite a Rayados olvidar la goleada en Toluca y el empate contra América, para alcanzar el segundo lugar de la liga momentáneamente, con 25 puntos, ya que tendrá que esperar al resultado del domingo de Cruz Azul.
La sorpresa de la noche se dio en el calentamiento, cuando Sergio Ramos fue abucheado por un sector de la afición, que no le perdonó los errores de los últimos partidos.
Con la determinación de un León que acecha su presa, Ramos apareció dos veces en el área para marcar goles, pero ninguno subió al marcador.
El primero al 7’, anulado por fuera de lugar y el segundo cayó en el minuto 58, pero quedó invalidado por una falta previa del propio delantero.
Hubo pocos aplausos en el juego. Dos de ellos por acciones defensivas de Sergio Ramos y Stefan Medina, uno más llegó para el gol de Lucas Ocampos y también para el momento del cambio de Anthony Martial, a quien se le reconoció más el nombre que lo hecho sobre el campo.
El juego tuvo un final dramático con Sergio Ramos sangrando, pero no pasó a mayores y nuevamente la afición albiazul tuvo un motivo para cantar con el silbatazo final.
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