San Diego.- Tras concluir la tercera y última sesión del día, jugadores, cuerpo técnico y miembros del staff de Tigres vivieron un momento especial al armar la tradicional cascarita, que sirvió como broche de oro para cerrar oficialmente esta etapa de pretemporada.
Lejos de la presión táctica y los cronómetros, el grupo se permitió volver al origen: jugar por pura pasión. El ambiente fue relajado, con sonrisas, bromas y espíritu competitivo, pero sin perder el tono de camaradería que caracteriza estos momentos dentro de cualquier vestidor. Después de días exigentes en lo físico y lo mental, este espacio sirvió para soltar el cuerpo, reír en equipo y recordar que el fútbol también es alegría compartida.
En las imágenes compartidas por el club, destacó la presencia de André-Pierre Gignac, ídolo indiscutible del equipo, quien participó con entusiasmo y total entrega. Con una sonrisa constante, el francés se unió al juego como uno más, celebrando goles con sus compañeros, bromeando con el staff y contagiando su energía a todos los presentes. Fue una postal que resumió su liderazgo dentro y fuera de la cancha.
El partido terminó empatado 1-1 en el tiempo regular, por lo que todo se definió desde los once pasos. Ahí, el equipo de jugadores se impuso con autoridad 4-1 en los penales ante cuerpo técnico y staff, quienes aceptaron la derrota entre risas, abrazos y buen humor. El resultado fue anecdótico, pero las emociones auténticas.
Este tipo de dinámicas no solo marcan el cierre de una etapa de trabajo, también fortalecen los lazos entre quienes comparten el día a día. Son estos momentos los que siembran unión, compromiso y sentido de pertenencia.
