Monterrey.- Héctor Castillo Olivares, diputado federal del PAN, solicitó una reunión urgente con los representantes de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para conocer si existe el permiso necesario que avale el desmonte de una parte del lecho del río Santa Catarina.
Lo anterior fue informado a través de un comunicado oficial emitido por el equipo de comunicación social de Héctor Castillo. El objetivo de esa reunión es asegurarse de que exista una Manifestación del Impacto Ambiental (MIA), documento que autoriza eliminar la vegetación de esta área natural.
A su vez, se informó que el Héctor Castillo solicitó un informe sobre el número de denuncias derivadas del impacto ambiental a más de 400 especies de flora y fauna.
Dichas denuncias resultan a partir de que se ha procedido a retirar maleza y árboles en el lecho del Río Santa Catarina. De acuerdo al comunicado, Héctor Castillo entregó esta solicitud de reunión a Elba Griselda Garza Morado, encargada del despacho de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente en Nuevo León, para que a la brevedad pueda ser turnada y conocer si existe o no la manifestación de impacto ambiental.
“Me permito solicitar de la manera más atenta y con carácter de urgente, reunión de trabajo relacionada con el tema de inspecciones que ha llevado a cabo la Oficina de Representación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente en el Estado de Nuevo León”, se lee en el comunicado.
Fue el pasado 8 de julio cuando comenzaron los trabajos de desmonte en el lecho del río Santa Catarina. Ese día las labores iniciaron en el tramo que va del puente Guadalupe a la gasa elevada de Churubusco.
El desmonte de este tramo del río Santa Catarina fue aprobado por los titulares de la Secretaría de Movilidad, Agua y Drenaje de Monterrey y de la Cuenca Río Bravo. El desazolve del río implica la inversión de 100 millones de pesos, pues aseguran que es una medida preventiva para evitar inundaciones ante la posible llegada de un huracán.
Pese a esta versión, especialistas advierten que esta práctica es perjudicial pues la vegetación riparia tiende a evitar la erosión que más adelante pueda convertirse en un riesgo con la caída de lluvias torrenciales.