Monterrey.- El Foro Económico Mundial difundió en su cuenta de Instagram la ponencia de José Antonio Torre, director del Centro para el Futuro de las Ciudades, del Tecnológico de Monterrey, sobre la regeneración de la zona aledaña al ITESM.
Recordó que tras el asesinato de los estudiantes Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo el 19 de marzo de 2010, las autoridades académicas del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey plantearon la opción de mudar el campus a otra zona de la metrópoli que pudiera garantizar la seguridad de la comunidad académica.
Sin embargo, los responsables decidieron dejar el instituto en donde está y además empezaron a analizar el entorno inmediato al campus y se percataron de dos cuestiones clave.
La primera fue que la población de la zona había declinado significativamente, lo que generó el abandono de casas-habitación y el declive de la actividad comercial en la zona, además del deterioro del espacio público por el abandono.
La segunda fue que en la media que el área pública se había degradado, también lo habían hecho los vínculos entre los habitantes del área, pues había una pérdida de confianza no solo entre los vecinos mismos, sino también entre estos y el Tecnológico de Monterrey.
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Pero en el año 2013 los actores de esta situación comenzaron a conocerse y a dialogar sobre la necesidad de un cambio de perspectivas y las posibles soluciones a esta problemática.
Ese diálogo no solo creó una visión compartida, sino una reconstrucción de la confianza entre los vecinos y la universidad.
“Ese proceso no solo creó una visión compartida, sino que pienso que lo más importante, creó un espacio para el diálogo, y para empezar a construir confianza entre nosotros mismos”, consideró Torre.
Fue entonces posible idear de manera conjunta un plan que incluyera nuevas regulaciones para un desarrollo urbano más amigable con las casas-habitación existentes, que además priorizara los espacios públicos, así como también a los peatones y al transporte público.
Eso delineó nuevas formas para que los ámbitos público y privado invirtieran en la regeneración de la zona, que incluyó espacios verdes.
Cabe recordar que en 2010, el 36 por ciento de las viviendas de la zona estaban abandonadas y la población se había reducido un 25 por ciento en la década previa, mientras que 10 años después la población creció cerca del 50 por ciento y el abandono habitacional cayó cerca del 70 por ciento.
José Antonio Torre atribuye estos resultados a la confianza recuperada tras el diálogo que se dio entre el instituto y los vecinos, que ahora sienten las áreas regeneradas como parte de la comunidad y las cuidan.