Monterrey.- El alza en las temperaturas durante el mes de mayo, "ahuyentó" a los paseantes y compradores del Centro de Monterrey, de acuerdo con comerciantes, hasta en un 60 por ciento.
Fue el pasado domingo cuando el clima registró más de 40 grados centígrados debido a la tercera ola de calor, por lo que nuevamente las calles y avenidas del primer cuadro de la ciudad lucieron con una menor afluencia, tal como sucede en días festivos.
La zona comercial peatonal de la calle Morelos, por ejemplo, ha recibido a menos paseantes los últimos cuatro fines de semana, aunque normalmente son los días de descanso laboral cuando más paseantes lo frecuentan para realizar sus compras, comer o simplemente convivir.
En opinión de un conductor de taxi que esperaba realizar carreras, debido a las temperaturas en la entidad su clientela se ha reducido, al menos en un 50 por ciento.
“Normalmente sí hay más movimiento). Yo creo que el calor hace que la gente salga lo menos que se pueda, sí ha bajado la clientela con nosotros, la mitad de los recorridos estamos dando, se ve bien solo, estamos batallando. Manejamos una aplicación, y ni ahí. El sol está fuertísimo.
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“Mi compañero sí trae clima, yo no traigo, pero te acostumbras”, refirió Óscar Pacheco, apoyado en su vehículo, a la espera de pasajeros en la avenida Zaragoza.
Para la señora Graciela ha sido todo un reto dedicarse en estas fechas a la venta ambulante, pues se encuentra vulnerable por su edad ante las altas temperaturas, con mayor razón si las ganancias son pocas.
Debido a la preocupación de sus hijos por que vuelva a sufrir afectaciones a la salud, procura salir de casa cuando éstos no se encuentran y así tratar de conseguir un mejor ingreso y no depender únicamente del apoyo para adultos mayores del Gobierno Federal.
Adicionalmente, señaló que los vendedores deben utilizar el poco dinero que consiguen en comprar comida y bebidas para soportar las condiciones del clima, pues todos trabajan al aire libre.
“Viene bastante menos gente, ya ni nosotros queremos venir, porque no vendemos nada. Ha bajado en un 60 por ciento, ya desde que empezó el mes, empezó el calor y la gente ya no viene. Yo ya me voy, si no vendo, ¿qué estoy haciendo aquí en el calorón? El bolero tiene casi una semana de no venir, porque hace dos boleadas, nada más. Mejor me habla y me dice: ‘no venga, doña Chela, no hay gente y se va a venir a asolear’.
“Yo el año pasado me enfermé por golpe de calor, duré como quince días en cama por estar aquí. Nada más viene uno a sacar para comer. Es más lo que gasto que lo que vengo a ganar”, detalló.