Monterrey. - Con el regreso a clases de más de 220 mil estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), crece la preocupación por los altos niveles de contaminación en los alrededores de Ciudad Universitaria, especialmente por la presencia de la empresa Ternium.
Cabe señalar que Termiun cuenta con plantas operando en San Nicolás y Apodaca, dos de los cinco municipios más contaminados del país en materia de partículas PM2.5, según un estudio de Statista.
La cercanía de las instalaciones de Ternium con el campus universitario ha sido motivo de reiteradas denuncias por parte de alcaldes, diputados y activistas ambientales, quienes han solicitado desde hace años su relocalización o, en su caso, el cierre de operaciones. Sin embargo, las medidas gubernamentales han sido escasas y poco efectivas.
Uno de los episodios más recientes de contaminación grave ocurrió el 18 de abril, cuando Ternium vertió productos químicos en el arroyo La Talaverna, contaminando 11 kilómetros de cauce. Aunque el 12 de mayo la Secretaría de Medio Ambiente estatal anunció una multa de 80 millones de pesos, tres meses después dicha sanción no ha sido impuesta, como lo confirmó el titular de la dependencia, Raúl Lozano Caballero, el pasado 28 de julio.
El mes de mayo el alcalde de San Nicolás, Daniel Carrillo, señaló que la sanción es insuficiente, y consideró que se debería de reubicar a la empresa.
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Señaló que se necesita una planeación integral que considere el transporte de trabajadores, ubicación adecuada y condiciones ambientales, como la dirección del viento. Carrillo enfatizó que además de sancionar, debe existir garantía de no reincidencia por parte de la empresa.
“Lo ideal es una reubicación, pero la reubicación no se determina a través de un decreto”, afirmó.
Mientras tanto, activistas por la calidad del aire califican de injusta y agresiva la política estatal que endurece medidas contra autos contaminantes, pero deja sin castigo a industrias altamente emisoras. Recordaron que, según el Inventario de Emisiones 2018, solo el 25% de las partículas PM10 provienen de vehículos, mientras que las empresas generan el 59% de esta contaminación.
En este contexto, especialistas en salud ambiental han documentado niveles alarmantes de plomo en aves residentes en Ciudad Universitaria, lo que evidencia la exposición crónica a metales pesados en la zona.
ABC Noticias publicó el pasado 21 de febrero un estudio realizado por la Facultad de Biología de la UANL detectó niveles de hasta 14.4 microgramos de plomo por decilitro de sangre en aves del municipio de San Nicolás, cuando la exposición peligrosa para niños inicia desde los 3.5 µg/dl, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Estas aves, utilizadas como bioindicadores ambientales, reflejan la calidad del aire que respiran miles de estudiantes, docentes y trabajadores de la universidad. El estudio atribuye parte de esta contaminación a la operación de Ternium, empresa que en 2019 fue clasificada entre las principales emisoras de plomo, cromo y cadmio en Nuevo León, según datos de la Semarnat.
“El campus está rodeado por una fuerte presión ambiental. Al este se encuentra el grupo Ternium de México, dedicado a la producción de aceros, actividad que puede liberar trazas de plomo por impurezas del hierro o procesos de calidad”, detalló la bióloga Alina Olalla Kerstupp, quien encabezó la investigación.
Ante el regreso de la comunidad universitaria, el riesgo que representa Ternium no es hipotético, sino una amenaza ambiental tangible, alimentada por la inacción de las autoridades y la falta de responsabilidad empresarial.
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