Estados Unidos.- El 26 de diciembre de 1985, Dian Fossey, la zoóloga norteamericana que dedicó su vida al estudio de los gorilas y que cambió para siempre la forma en que vemos a estas criaturas, fue asesinada en su cabaña con un panga, un machete que la propia Fossey tenía colgado en una de las paredes de su vivienda. A pesar de ser recordada por sus estudios científicos y por su defensa a ultranza de estos grandes simios, su brutal muerte sigue siendo, a día de hoy, un misterio.
El Día Mundial del Gorila es un recordatorio no solo de la importancia de conservar esta especie en peligro, sino también de la vida y legado de Dian Fossey, la zoóloga estadounidense que dedicó su vida a proteger a los gorilas de montaña. Su pasión por estos primates no solo cambió la forma en que la humanidad los percibe, sino que también la llevó a enfrentarse a cazadores furtivos, gobiernos y peligros que culminaron en su misterioso asesinato en 1985.
La llamada de África
Nacida en San Francisco en 1932, Fossey descubrió su amor por África tras leer el trabajo del zoólogo George Schaller. Aunque se graduó en Terapia Ocupacional, su verdadera vocación era la vida salvaje. En 1963, invirtió sus ahorros para viajar al continente africano, donde conoció al famoso paleontólogo Louis Leakey, quien la convenció de que para comprender la evolución humana era fundamental estudiar a los grandes simios.
Fossey se estableció en las montañas Virunga, en el Congo, donde comenzó a estudiar a los gorilas de montaña. Sin embargo, debido a la inestabilidad política, se trasladó a Ruanda, donde fundó el Karisoke Research Center en 1967, un centro que fue crucial para el estudio y la conservación de estos animales.
La "bruja" que protegía gorilas
Aislada y sin apoyo, Fossey enfrentó muchos obstáculos. Los gorilas eran vistos como criaturas agresivas, y la amenaza de los cazadores furtivos era constante. Sin embargo, su persistencia y su método de prueba y error le permitieron ganarse la confianza de estos simios. Con el tiempo, sus estudios revelaron una verdad inesperada: los gorilas no eran los animales violentos que el cine, como "King Kong", había retratado. Fossey afirmaba que menos del 1% de su comportamiento era agresivo.
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Para protegerlos, la zoóloga empleó métodos inusuales. Se ganó la fama de "bruja" entre los aldeanos y turistas, ya que usaba máscaras para asustar a quienes intentaban molestar a los gorilas. Su furia contra los cazadores furtivos alcanzó su punto máximo cuando uno de sus gorilas favoritos, Digit, fue asesinado en 1977. La muerte de Digit marcó un antes y un después en su lucha por la conservación, al fundar una organización para recaudar fondos en honor a él.
Una muerte misteriosa
A pesar de sus esfuerzos, la lucha de Fossey por proteger a los gorilas la llevó a enfrentarse con el gobierno ruandés, a quienes acusó de corrupción. Se fue aislando cada vez más y, tras la muerte de Digit, su salud emocional se deterioró. El 26 de diciembre de 1985, Fossey fue encontrada asesinada en su cabaña en Ruanda. Aunque las investigaciones señalaron a cazadores furtivos y al gobierno, su muerte sigue siendo un misterio sin resolver.
Fossey fue enterrada en el cementerio que ella misma creó para los gorilas, junto a Digit. Aunque su legado perdura, los gorilas de montaña siguen siendo una especie en peligro. Hoy, más que nunca, su historia nos recuerda la importancia de proteger a estas majestuosas criaturas.
Un legado inmortal
El libro "Gorilas en la niebla", publicado por Fossey en 1983, es uno de los estudios más completos sobre los gorilas de montaña. Su vida fue llevada al cine en 1988 con la película del mismo nombre, protagonizada por Sigourney Weaver, quien inmortalizó a Fossey en la pantalla grande.
El Día Mundial del Gorila es, en gran parte, un homenaje al trabajo incansable de Dian Fossey, una mujer que entregó su vida para garantizar el futuro de una especie. Aunque su lucha terminó de manera trágica, su impacto en la conservación sigue vivo, y su amor por los gorilas ha inspirado a generaciones a continuar su misión.