Monterrey.- En esta semana, cuando la celebraciones de Día de Muertos llenan los hogares de color, aromas y tradición, el clima en gran parte del país favorece a quienes montan altares para honrar a sus seres queridos.
Sin embargo, la exposición al aire libre pueden afectar los alimentos que forman parte de la ofrenda, como pan de muerto, frutas, tamales y bebidas, los cuales requieren cuidados específicos para evitar que se descompongan antes del 2 de noviembre.
¿Por qué se deteriora la comida del altar?
Los alimentos del altar suelen permanecer varios días expuestos al aire, lo que facilita su deshidratación o descomposición, factores como la temperatura ambiente, la humedad y la presencia de insectos también influyen en la duración de los productos.
Por ello, se recomiendan tomar medidas preventivas que no modifiquen el sentido simbólico de la ofrenda, pero que sí ayuden a prolongar su frescura y presentación.
Medidas para prolongar la frescura de los alimentos
Existen sencillas acciones que permiten mantener los alimentos en buen estado sin afectar la estética del altar:
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- Ubicación adecuada: Colocar el altar en un lugar ventilado y fresco, lejos de fuentes de calor o luz solar directa.
- Uso de recipientes: Emplear bases o contenedores de vidrio o cerámica para aislar los alimentos de superficies húmedas.
- Protección de frutas: Rociar frutas con jugo de limón o aplicar una fina capa de cera natural para reducir su oxidación.
- Evitar ciertos alimentos: No incluir pan relleno o con crema, ya que se descompone con mayor rapidez.
- Alternativas simbólicas: Sustituir los alimentos perecederos por versiones simbólicas, como réplicas de papel o cerámica, si el altar permanecerá varios días.
Estas medidas permiten mantener la estética, el aroma y el valor simbólico de la ofrenda, al mismo tiempo que se garantiza la seguridad sanitaria del hogar.
Destino de los alimentos después de la festividad
Una vez concluidas las festividades, los alimentos del altar no deben consumirse, pues han estado expuestos por varios días, por lo que se recomienda retirarla y desecharla adecuadamente, o en algunos casos, enterrarla simbólicamente como parte del ritual de cierre.
Mantener las ofrendas en buen estado no solo conserva la tradición viva, sino que también refuerza el respeto por el espacio conmemorativo y su significado en cada hogar mexicano, asegurando que la celebración cumpla su propósito de honrar a los seres queridos.