A 37 años del huracán Gilberto: la tragedia que marcó a Nuevo León

De acuerdo con cifras oficiales, más de 200 personas fallecieron, cientos permanecieron desaparecidas y alrededor de 300 mil habitantes resultaron damnificados.

Escrito en LOCAL el

Monterrey.-   A casi cuatro décadas de su devastador paso por Nuevo León, la memoria colectiva revive cada septiembre el impacto que dejó el huracán Gilberto, aquel fenómeno de categoría cinco que, entre el 16 y el 17 de septiembre de 1988, fue llamado “el huracán del siglo”.

Con lluvias que alcanzaron los 370 milímetros en tan solo dos días, Gilberto provocó una tragedia que marcó para siempre a la población regiomontana.

De acuerdo con cifras oficiales, más de 200 personas fallecieron, cientos permanecieron desaparecidas y alrededor de 300 mil habitantes resultaron damnificados.

Sin embargo, testimonios de la época apuntan a que la cifra real de víctimas mortales pudo haber alcanzado entre 2 mil y 3 mil personas, pues el fenómeno arrasó comunidades rurales completas donde no quedó nadie para reportar lo ocurrido.

Las imágenes de calles como Constitución y Morones Prieto, convertidas en ríos, permanecen en la memoria de los regiomontanos, así como la tragedia en la zona de Miravalle, donde la corriente del río arrastró al menos cuatro autobuses urbanos junto con decenas de automóviles particulares. Muchos de los cuerpos nunca fueron recuperados.

La tragedia alcanzó a cuerpos de auxilio, con la muerte del comandante César Cortés, los agentes Miguel Manzano, Óscar Vázquez y Mario Javier Ríos, así como la del operador de un trascabo que jamás fue localizado.

La devastación también alcanzó a la infraestructura: puentes derrumbados, viviendas destruidas y vialidades principales inutilizadas durante semanas. Los daños materiales fueron calculados en 200 millones de pesos de aquella época.

El paso de Gilberto no solo dejó un saldo de dolor, sino que también impulsó cambios en la política de prevención y respuesta a desastres.

Como parte de las medidas posteriores, se fortalecieron los protocolos de emergencia y se construyó la presa Rompepicos, diseñada para mitigar el riesgo de inundaciones en el área metropolitana.

Hoy Monterrey recuerda el desastre que transformó su historia reciente. Para miles de familias, la fecha es un recordatorio del poder de la naturaleza y de la importancia de la prevención, pero también una herida que sigue abierta pese al paso del tiempo.

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