Monterrey.- Aunque no está tipificada como delito, la violencia vicaria acapara a los menores de edad como las principales víctimas de los conflictos entre sus padres.
La secretaria estatal de las Mujeres en la entidad, Graciela Buchanan, explicó que este tipo de violencia comienza a partir de la separación o divorcio de los padres o tutores que utilizan a los hijos para mediar o vengar la situación.
“Es el controlar y utilizar a los hijos, quitárselo para castigar al otro. Empieza con la violencia económica: no traes dinero, no te presto a los hijos, o te quito a los hijos y no te doy dinero o no te quiero dar dinero”, dijo la funcionaria.
De la separación o divorcio de una pareja se desprenden, en muchos de los casos, los delitos de sustracción de menores y el incumplimiento de obligaciones alimentarias que genera una violencia económica para los niños.
Datos de la Fiscalía General de Justicia en la entidad arrojan el incremento del 30% en las denuncias por incumplimiento de obligación alimenticia del 2020 al 2021, al pasar de 420 a 555 casos.
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En el caso de la sustracción de menores, cometida por el padre o la madre, el incremento fue del 17% en el mismo lapso, pasando de mil 777 a dos mil 083 casos.
En lo que va del 2022 se tiene el registro de 470 faltas de obligaciones alimenticias y mil 608 denuncias por niños que fueron sustraídos por alguno de sus progenitores, incluidos los padrastros.
Esta violencia también repercute a largo plazo en el menor, que al llegar a la adultez busca perfiles similares de pareja y dos de cada tres adopta conductas agresivas, según la especialista Claudia Lozano.
“Buscan a alguien similar de lo que ya conocieron en casa y cuesta mucho trabajo atreverse a ser ese eslabón que rompa con la violencia que se ha repetido de generación tras generación.
“Esa es la única forma de amor que han conocido, donde las humillan, las maltratan o las golpean”, explicó.