Morelos. - Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de Chilpancingo Guerrero, tenía en su cuerpo cocaína y benzodiacepinas, según revelaron los exámenes toxicológicos practicados al monseñor.
Rangel Mendoza ingresó al hospital el 28 de abril, luego de que fuera localizado, tras su desaparición ocurrida el sábado 27 en Cuernavaca.
De acuerdo al medio El Universal, el obispo fue ubicado en un establecimiento público con deterioro neurológico, sin pertenencias y con un blister de 2 pastillas de sildenafil.
Los médicos en el hospital refirieron que el hombre fue llevado por una ambulancia, sin embargo, desconocían porque llegó en calidad de somnolencia y con datos de deterioro del estado neurológico a expensas de somnolencia.
El lunes 29 de abril el fiscal Uriel Carmona declaró que el obispo había sido víctima de un secuestro exprés y drogado con el fin de robarle dinero mediante cajeros automáticos.
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Por su parte el abogado de Salvador Rangel, Pedro Martínez Bello, señaló a medios nacionales que la recomendación de los médicos fue tres días de reposo para desintoxicar el cuerpo del obispo de las sustancias que le suministraron sus secuestradores.
"El (Salvador Rangel) está estable y la sustancia que le suministraron tardará tres días para que le salga del cuerpo, por lo que hasta el momento no hemos podido platicar con él", señaló el abogado.
Existe la sospecha de amenazas
Después de su retiro como Obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa en 2022, Salvador Rangel se fue a vivir a Jiutepec, Morelos, cerca de la iglesia de El Santuario y a finales de febrero, declaró que se iba a mantener en perfil bajo, porque habría recibido amenazas de muerte.
Actualmente el clérigo está internado en una clínica privada, luego de recibir una primera atención en el hospital público "Dr José G. Parres".